Este análisis coincide con la caída del Muro de Berlín (1989), la desintegración de la Unión Soviética y la liberación de los países de Europa Oriental (1991).
Los judíos que vivían en la URSS, casi 3 millones, y los sobrevivientes del desastre provocado por la Shoá en los países europeos recobraron la libertad de movimiento después de la caída de la Unión Soviética.
Cerca de 1 millón de judíos emigraron al Estado de Israel; más de 100 mil se instalaron en Alemania y muchos otros viajaron a los Estados Unidos.
El millón que viajó a Israel, aunque la mayoría no eran judíos observantes (muchas eran parejas mixtas y de abuelos judíos), provocó en el Estado Judío un salto cualitativo profesional y cultural ya que muchos de ellos poseían oficios y estudios de todo tipo.
La rama judía que emigró a Alemania en general lo hizo por la bonanza y el desarrollo económico de dicho país, aunque haya sido el promotor de la terrible guerra mundial y de la horrible Shoá. Pero podemos afirmar que resultó positiva en varios sentidos: en primer término demostró que Hitler y el nazismo habían perdido definitivamente el objetivo de destruir y aniquilar al Judaísmo de Alemania, de Europa y del mundo entero.
En segundo término se logró el renacimiento del judaísmo en Alemania con sus magníficas tradiciones: la religión judía se reinstaló en nuevas Sinagogas reconstruidas, en especial la Sinagoga Central de Berlín que fuera inaugurada, con todo su esplendor, hace pocos años. Deben agregarse las realizaciones de actos culturales, teatrales y musicales, entre ellas con música folklórica, litúrgica e israelí, ya que muchos israelíes también habían emigrado a Alemania.
En Estados Unidos residen cerca de 6 millones de judíos cuyo desarrollo fue cambiando con el tiempo. La estructura de la Comunidad Judía americana es muy variada. Más del 30% de sus integrantes constituyen parejas mixtas pero, paradójicamente el 70% de ellos están asociados a alguna de las instituciones religiosas judías, según la Pew Research. En el país del norte existen comunidades reformistas, otras son masortiot o conservadoras, luego muchos judíos integran diferentes comunidades ortodoxas, entre ellas las de Jabad Lubavich y las ultra ortodoxas de los Satmers y los Neturei Karta.
El judaísmo latinoamericano tiene una ecuación inversa, salvo el caso argentino. Una mayoría de sus integrantes pertenecen a entidades religiosas ortodoxas; luego siguen los masortim o conservadores y finalmente los reformistas.
Demográficamente se calculan 16 millones de judíos en el mundo, de los cuales casi la mitad son israelíes, cerca de 6 millones en USA, 600 mil en Francia, 300 mil en Inglaterra, 200 mil en Argentina, 300 mil en Canadá y los demás en Sudáfrica, Australia, Brasil y muchos otros países.
Relacionados con el Estado de Israel los judíos de la Diáspora tienen varias tendencias. La Mayoría de ellos son sionistas y consideran a Israel como parte de su vida cotidiana. Una parte más pequeña pero importante son asionistas, es decir que privilegian su lugar de nacimiento o residencia con lo cual Israel está en un plano inferior de sus vidas.
Son los políticos, escritores, artistas, periodistas, etc. que desarrollan sus actividades en los medios gentiles, bastante alejados de la religión judía, del ideario sionista y del Estado de Israel. Como uno de los tantos ejemplos que pueden darse mencionaré al Profesor con quién he estudiado Relaciones Internacionales en la Universidad de Belgrano de Argentina, Guy Sorman del Institut d´Etudes Politiques de París, quien reconoce su judaísmo pero como francés no sionista ni israelí. Existe también un grupo de origen judío antisionista y antiisraelí, incluso declaradamente pro palestino. Estos se vinculan con minúsculas agrupaciones occidentales marxistas, la nueva izquierda y populistas.
Dicen integrar un “Foro Internacional de Raíces Judías Contra el Genocidio Palestino” con lo cual se identifican con países, ONG´s y Organizaciones terroristas que quieren la destrucción del único país judío del mundo y única Democracia del Medio Oriente, o sea Eretz Israel. Lo integran intelectualoides y funcionarios judíos de varios países, entre ellos Venezuela, y lo deleznable de ellos es no solo su complicidad con la pretendida eliminación de Israel sino su vil desconocimiento de la representatividad de todas las Instituciones religiosas, socio-deportivas, escolares, culturales y tradicionales judías.
Con estas acciones centrífugas están destinados al alejamiento y posterior asimilación a las nuevas izquierdas globales, surgidas como consecuencia de la disgregación del ideal soviético. Finalmente están aquellos judíos indiferentes, ateos y agnósticos encaminados a una lamentable asimilación. Sobre ellos se debería crear y trabajar un judaísmo que pueda atraerlos hacia la inmensa cultura y los ricos valores de la existencia milenaria judía, utilizando las nuevas tecnologías cibernéticas de innovación y difusión.
Una amiga de Australia, la Sra. Marta (Margalit) Mickey, me informa que la Comunidad judía participa activamente en demostraciones para la paz en Israel y contra los ataques de Hamas, Hezbollah y la República Islámica de Irán. Se realizan conferencias para lograr contribuciones y donaciones para Israel. El Ministro de Economía del país es Joshua Frydenberg quien ha sido estudiante del Colegio Mount Scopus. El Primer Ministro, Scott Morrison, siempre habla a favor de Israel y la Prensa nacional y la Televisión también son muy favorables.
Todos los años hay un Festival de películas de temas judíos e israelíes con largas colas para verlas. Existen escuelas y sinagogas de habla hebrea y de idish en muchos barrios. Está lleno de restaurantes israelíes, libanesas y drusos. Son una colectividad más pequeña que la de Argentina pero muy activa. Hay clases de danzas israelíes 2 o 3 veces por semana. Hay barrios donde no se ve gente manejando automóviles en Shabat y todos caminan con talit. En esos barrios los comercios de comestibles son todos Kasher. La asimilación se nota más en los que quisieran convertirse al judaísmo que al revés. Varios amigos y conocidos no judíos de la informante sueñan con viajar a Israel.
El Estado de Israel y todas las Organizaciones Judías Comunitarias del mundo deberían analizar cada una de las Comunidades para conformar, en aquellas con tendencias a la asimilación, instrumentos nuevos y modernos a fin de tratar de impulsar a las fuerzas centrípetas necesarias que tiendan a atraer, acercar e integrar a todos los sectores del Pueblo Judío hacia esta gran Nación milenaria que ha sabido sortear todos los obstáculos que le han interpuesto y vivir para gozar de este gran ideario que es el ser judío.
A la memoria de mi hijo Darío Lionel Z”L