Aparte de los Estados Unidos, Israel es el país que más nacionalidades (no judías) tiene.
¿Podríamos decir religiones?
Árabes (¿“palestinos”?), drusos, armenios, circasianos, vietnamitas…
Y sin embargo nos han catalogado como racistas.
Entre los años 1977 y 1979, acogió a alrededor de 360 vietnamitas que escaparon de una invasión comunista. Salieron en botes buscando refugio el que pidieron a varios países, los cuales les negaron la ayuda, sin embargo, Israel les abrió sus puertas. Menachem Begin quien fuera en ese entonces Primer Ministro, los compara con los refugiados del Holocausto, específicamente el barco St. Louis con 900 refugiados que fueron regresados a Alemania porque ningún país les dejó desembarcar.
Se adaptaron, trabajaron y se nacionalizaron. Con el tiempo casi la mitad de ellos resolvieron probar suerte en Estados Unidos y Francia, los restantes son ciudadanos con negocios establecidos.
Y encontramos algo que me llamó mucho la atención: los circasianos, provenientes del noroeste del Cáucaso. Cristianos originalmente, luego adoptaron, por la influencia otomana, la rama sunita del islam.
Llegaron al Medio Oriente, durante el periodo Otomano y a consecuencia del genocidio en el siglo XIX por la guerra entre Circasia y la Rusia Zarista. Fueron llevados a lugares estratégicos como contención a los drusos y beduinos. Aquellos que ocuparon tierras en Siria y otros países árabes, murieron debido a enfermedad en 1880.
Sin embargo, los grupos de circasianos que llegaron al norte de Israel, no solo se asimilaron sino que florecieron.
Entre 4 a 5 mil circasianos viven en dos aldeas, Kfar Kama, 13 millas al suroeste de Tiberias y Rehaniya, 9 millas al norte de Safed Cultivan la tierra y crían ganado de consumo (carne, leche, piel) sus métodos son tan especializados que los europeos los admiran.
Los hombres circasianos y drusos, prestan servicio militar.
Si nos ponemos a analizar los actos y las palabras de la gente que promueve toda la animosidad contra el estado de Israel, no podemos dejar de asombrarnos, ya que la verdad está a flor de piel y el mundo ha optado por ignorarla.