El 9 del mes Av es un día de duelo nacional para el Pueblo Judío pues concentra varios trágicos acontecimientos que comenzaron durante la travesía por el desierto a la salida de Egipto. Cuando durante el informe de los 12 meraglim (exploradores), enviados a investigar los detalles estratégicos para la conquista de la Tierra de Israel, el pueblo aceptó las temerosas y calumniosas declaraciones de 10 de ellos, provocó, según la Biblia, que DIOS sentenciara que toda esa generación permanecería en el desierto durante 40 años hasta desaparecer, para así dar lugar a que los jóvenes nacidos libres y valientes pudieran entrar en la Tierra Prometida.
Luego de la gloriosa época de los 3 grandes Reyes SAÚL (quien terminó con los permanentes ataques depredadores de Amalek), David (que derrotó a los vulgares enemigos Filisteos y a los de las fronteras que rodeaban el Reino) y Salomón (quien lograra la unión, la consolidación y la paz con Jerusalem como Capital eterna e indivisible con la construcción del Gran Templo), sobreviene la lamentable división: el Reino de Israel en Samaria y el Reino de Judea en Jerusalem y con ello la introducción en el seno del pueblo de los dioses paganos BAAL (dios del sol y la guerra), Moloch (dios de los sacrificios humanos por el fuego) y Astarte (diosa de la lujuriosa fecundidad). Dijo el Profeta Oseas: “Samaria es como una mujer infiel que abandonó a su esposo legal, DIOS, y se fue tras su amante pagano, Baal”.
Sanjeriv, Emperador de Asiria invade, conquista y destruye el Reino de Samaria, dispersando a sus pobladores, las famosas 10 tribus perdidas, por todos los confines de Asia. Años más tarde el Rey Nabucodonosor de Babilonia, luego de un asedio de un año y medio, logra penetrar en la ciudad de Jerusalem derrotando al Reino de Judea, matando, saqueando y destruyendo todo lo que estaba en su camino. Finalmente el 9 de AV destruye e incendia el Templo de Jerusalem construido por el Rey Salomón, llevándose como esclavos a los sobrevivientes de la masacre (Meguilat Ejá). Los Profetas Jeremías en Jerusalem y Ezequiel en Babilonia lo habían anunciado con mucha anticipación.
El Imperio Persa de Ciro y Dario, vencedores de los babilonios, reintegran a los judíos todos sus derechos para volver a Judea y poder así reconstruir el 2º. Templo de Jerusalem. Años después la gesta heroica de los Macabeos logra consolidar un Estado Judío en Eretz Israel expulsando de sus tierras y del Templo de Jerusalem a las huestes de los ejércitos paganos griegos hasta la llegada al poder mundial de aquella época del Imperio Romano con sus propias características imperiales y politeístas que utilizaban para dominar a los pueblos.
La lucha despiadada entre los Fariseos que querían proseguir las negociaciones con Roma y los Zelotes fanáticos e intolerantes que promovían el enfrentamiento directo con dicha potencia desemboca en una guerra contra el poderoso Imperio Romano que, luego de largas batallas que se desarrollaron primero en la Galilea, determina la caída de Jerusalem en el año 68 y la posterior profanación, destrucción e incendio, nuevamente el 9 de Av, del 2º. Bet Hamikdash (Templo) por el mismo General Tito que luego sería consagrado Emperador de Roma. Los sabios atribuyen esta nueva desgracia al “sinat ajim” (odio entre hermanos) y al “sinat jinám” (odio gratuito) por lo que la Independencia Judía y la destrucción del Templo, representativo de la libertad y unidad del Pueblo Judío, ya estaban destruidos por dentro desde antes. (“La guerra de los Judíos”, Obras completas de Flavio Josefo quien fuera Comandante en la Galilea para luego convertirse, una vez rendido, en escriba privilegiado de los sucesos acaecidos).
En el año 135 los judíos al mando de un excelente líder como lo fue BAR KOJBA y el apoyo de un gran guía espiritual como lo era el Rabí Akiba se rebelaron nuevamente contra el Imperio Romano en la Fortaleza de Betar, la que se encontraba suficientemente abastecida como para sostener una larga resistencia. A los romanos les hubiera sido muy costosa la conquista de Betar, sino fuera por la traición de los Samaritanos y los Kuteos, supuestamente aliados, que se vendieron a los romanos señalándoles un sendero secreto entre los montes circundantes; sendero utilizado por las cohortes romanas para penetrar por sorpresa en la ciudad y destruirla en un 9 de AV. Gobernaba Roma por aquel entonces el Emperador Adriano quien, como represalia, decidió convertir a Jerusalem en una ciudad pagana que pasó a llamarse Aelia Capitolina, prohibiendo el acceso a ella a los judíos. (“Rabí Akiba” del Rabino Dr.M. Lehman).
Tisha Beav en la diáspora
El 9 de Av del año 1096 comenzó la Primera Cruzada que, si bien su objetivo manifiesto era el recupero de los lugares santos cristianos de Tierra Santa conquistada por los musulmanes, no perdieron la oportunidad de demostrar su odio visceral antisemita matando a 10.000 judíos en su primer mes y llevando a la destrucción de las comunidades judías de Francia y la costa del Rio Rin en su largo camino hacia Oriente. Más de un millón de judíos fueron asesinados por la Cruzadas. (“El Judío y la Cruz” de Dagobert Runes – Editorial Candelabro).
El 18 de Julio de 1290 (9 de Av) los judíos fueron expulsados de Inglaterra luego de décadas de ser tratados como vasallos a quienes se les podía exprimir sus riquezas para el usufructo de las aventuras de los reyes, desde el famoso Rey Ricardo Corazón de León hasta el de la expulsión, el rey Eduardo, quien directamente se apropió de todos los bienes de los judíos expulsados. (Manual de la Historia Judía de Simón Dubnow – Editorial Sigal).
En el mes de Julio del año 1492 fue decretado el inicuo Edicto de expulsión de los judíos de Sefarad (España) en el que se los obligaba a abandonar el país antes del 1º de Agosto (9 de AV) luego de haber vivido y participado de una herencia sefarádica inigualable por más de 1.000 años. De los más de 600.000 judíos que vivían en España 200.00 quedaron como “conversos”, otros 200.000 fueron asesinados y quemados en las hogueras de la vil Inquisición y 200.000 lograron escapar hacia los Países Bajos, los dominios del Imperio Otomano, el Norte de África y a Safed y Jerusalem en Eretz Israel.
Bogdan Jmielnicki, al frente de una horda de cosacos y tártaros de Crimea, inició en 1648 una rebelión contra los terratenientes polacos que los sometían pero, como chivo expiatorio de esa lucha, descargó su ira antisemita contra los judíos que encontraba en el camino, asesinando a 600.000 judíos que murieron cruelmente torturados y quemados sin compasión alguna.
El 2 de Agosto de 1941 (9 de Av) el Comandante de la SS Heinrich Himmler fue informado formalmente sobre la aprobación del Partido Nazi para la “Solución Final” del “Problema Judío”. Si bien las ignominiosas matanzas de judíos habían comenzado mucho antes, en 1933, este repugnante hito histórico, conocido por todas las potencias, fue el principio declarado del Holocausto, en el cual se aniquiló a 6.000.000 de judíos europeos, de los cuales 1.500.000 eran niños y jóvenes. Una vez instalados los criminales Campos de Exterminio, el 23 de Julio de 1942 (9 de AV) se dio comienzo a la deportación en masa de judíos del Gueto de Varsovia hacia el Campo de Treblinka, uno de los Campos donde se produjo la Shoah (Holocausto).
Con el resurgimiento del Estado de Israel, proclamado el 14 de Mayo de 1948, los judíos del mundo vuelven a tener la esperanza (Hatikva) de que NUNCA MAS se repitan estos dolorosos acontecimientos como los padecidos durante los últimos milenios.