Ojalá pudiera decirte que el 7 de octubre no ocurrió. Que tus niños no murieron y su risa volverá.
Ojalá pudiera asegurarte que todo volverá a ser como antes. Borrar de tu memoria las imágenes que desangraron el “nunca jamás” y devolverte la alegría de un pueblo libre en su tierra.
Ojalá pudiera decirte que al mundo le duelen tus muertos. Regalarte el espacio para llorarlos sin tener que demostrar con pruebas la crueldad inscrita en su adiós.
Ojalá pudiera decirte que hoy tus hijos dormirán en casa. Devolverte las 137 voces que hace dos meses te torturan con su silencio.
Ojalá pudiera decirte que el mundo se unió para gritar “me too!” por tus mujeres y niñas. Que su dolor no pasó desapercibido ni mucho menos fue justificado.
Ojalá pudiera regalarte un momento de paz. Silenciar las alarmas diarias que han traído consigo más de 10,500 amenazas de muerte.
Ojalá pudiera decirte que el mundo está de tu lado y no de tu verdugo. Que nadie clama por tu aniquilación y que cada vez somos más en la lucha por la verdad.
Ojalá pudiera borrar de tu historia una guerra más. Arrancar de tu pecho la angustia de no saber quién le ganará a la muerte hoy.
Ojalá pudiera, Israel. Ojalá.
Solo espero que sepas que todo tu pueblo está contigo y que, como siempre, sobreviviremos y cargaremos con nosotros la promesa de no olvidar. Cada día más judíos, más unidos y orgullosos de saber que existes.
Am Israel Jai.