Durante siglos y siglos de un antisemitismo que nació el mismísimo día en el que se formó el pueblo de Israel, cada judío se ha venido preguntando ¿Por qué?

Muchas explicaciones se han dado: Culpa de los mismos judíos: vanidosos, prepotentes, bulliciosos, o culpa de los otros: envidia, odio gratuito, racismo, fobia a las minorías, etc.

La definición en Wikipedia se plantea como un odio religioso, racial, cultural y étnico.

En cuanto a lo racial o étnico,  deberán advertir a los judíos negros, o a los orientales amarillos, a los rubios de ojos azules, o a los morenitos sefaradim, que algo les debe estar fallando genéticamente, puesto que no corresponde con la definición de Wikipedia.

El odio a los judíos se le ha manejado desde diversos ángulos, siempre tratando de culparlos de las situaciones dolorosas que han ocupado algún lugar en este planeta en cada época. Fueron culpados por la Peste Negra en la época del oscurantismo, de los desastres económicos, climáticos, y un sin fin de acusaciones todas ellas bastante descabelladas, una de las últimas fue que los culparon por la epidemia de COVID-19, pero lógicamente no pudieron sustentarlo (como todo lo anterior).

La más exótica ha sido esta última: Israel es atacado violenta y brutalmente, con la mayor de las sevicias y crueldades que se pueda cada ser humano imaginar, pero resultó ser culpable de “genocidio”, al entrar a acabar con el terrorismo de Hamas y la Yijad Islámica y luchar por el retorno de los rehenes que aún los tienen secuestrados en Gaza.

Nadie, ningún país ha puesto una mano de ayuda en este propósito de Israel, unos hablan bien, otros, muchos, hablan contra Israel, incluyendo organizaciones que fueron creadas para el “bienestar” del planeta, pero en realidad se inclinan más hacia su malestar.

Analizando un poco el antisemitismo, se puede observar lo siguiente:

La existencia del pueblo de Israel es la única prueba contundente de la existencia de Dios, de sus Leyes, del intento Divino de tratar de hacer de este un mundo ético, moral, de sabiduría, ciencia, inteligencia, justicia, rectitud, etc.

La vida va avanzando y se va alejando de estos valores, pero ven que el pueblo al que Dios le entregó la ley sigue ahí parado, mirando cómo se atropellan unos a otros, cómo la corrupción va ganando casillas, cómo la violencia es cada vez menos combatida, muchos de los pobres son abusados y nadie dice nada, se debe ser una personalidad conocida y/o distinguida para que tenga alguna repercusión legal. Los ladrones y criminales que entran a la cárcel salen al día siguiente y en el caso, por ejemplo, de Colombia, hasta salen con sueldo y títulos como “gestores de paz”.

Pero no es solamente en Colombia, en algunos otros países también, más asolapados y elegantes, pero es así. Entonces ven al judío como si fuera el juez (que realmente necesitarían) y claro, la mejor manera de dejar de sentirse culpables es eliminando al juez, eliminando lo que queda de Dios. Así poder obrar con toda tranquilidad.

Pienso que de esto se trata el antisemitismo. Hay que botar al judío y sus leyes Divinas al mar, que no exista Israel ni tampoco los judíos en el mundo. Que no existan más restricciones y que cada uno pueda hacer lo que se le da la gana sin pensar en el daño ajeno.

Por supuesto también hay gente justa y sabia que sabe cuál es su lugar, cómo debería ser el mundo y cómo la justicia es lo único que podría realmente salvar este planeta. Esta gente que todavía sabe distinguir entre el bien y el mal. Esta gente que no disfruta escuchando las falsedades que aún los noticieros más importantes emiten sabiendo que vienen de fuentes totalmente falsas, pero que, por motivos ya mencionados, emiten con satisfacción.

Esta gente sabia debe saber que tienen un puesto digno en esta vida, en este mundo y que siempre lo tendrán. Lo merecen. Esperemos, Dios tiene la última palabra.