La 1ª. Cumbre del 16/06/2009 tenía por objeto crear una Asociación y Foro político y económico que limite, de alguna forma, el poderío y dominio total y absoluto del G7, los países más desarrollados del mundo.
Brasil representaba a Sudamérica ya que había desplazado hace tiempo a la Argentina como país preponderante de la región.
Rusia, el enorme país euroasiático, comenzaba a sentir el lento pero continuo avance de la Unión Europea (UE) y la Alianza Atlántica (NATO) para rodearla geopolíticamente.
India estaba comenzando a presentarse en el Concierto de las Naciones como una nueva Potencia en pleno desarrollo económico y político.
China ya se estaba perfilando como la 2ª. Potencia económica mundial compitiendo directamente con Estados Unidos, la 1ª. Potencia económica y militar del planeta.
Años más tarde ingresó Sudáfrica a este Club, el país más importante de África.
Hasta esta conformación puede decirse que resultaba ser una interesante propuesta competitiva para ser considerado como un nuevo paradigma de la “Cooperación Sur-Sur”.
Es posible que las excesivas ambiciones geopolíticas de China con el lanzamiento de la nueva “Ruta de la Seda” y las diversas invasiones militares de Rusia a Ucrania con el fin de impedir el ingreso de ésta última a la NATO hayan desembocado en una desenfrenada ampliación de esta Asociación con países que solo pueden servir a los originales BRICS para conformar una mescolanza de países tóxicos que desdibujan los objetivos primarios para los que fueron creados.
Salvo Brasil y la India, casi todos los demás países incorporados y previamente existentes, son Dictaduras, Autocracias o, como mínimo, Hegemonías, que no solo no respetan la Democracia, sino que, además, someten a sus poblaciones a persecuciones, asesinatos, torturas y brutales encarcelamientos.
Estamos hablando de la Teocracia Islámica de Irán que no solo comete atrocidades contra su propia población, sino que, también, promueve el terrorismo regional e internacional. En el Medio Oriente, con sus proxis Hamas, Hezbollah, los Hutíes y la Jihad está derramando sangre a raudales de israelíes judíos, árabes, drusos y cristianos y de sus propios supuestos “hermanos” de Gaza y del Líbano. Este país terrorista todavía no ha pagado por los terribles atentados cometidos en 1992 y 1994 a la Embajada de Israel y a la AMIA en la República Argentina. Es una verdadera aberración que los BRICS hayan permitido a este régimen basura en su seno, siendo un engendro antinatural que propicia la muerte y la destrucción del Estado de Israel.
En este sentido merece una ínfima y minúscula conformidad que Brasil haya impedido con su veto la incorporación de la usurpada Venezuela por el vil Dictador Nicolás Maduro, aunque nadie ha hecho lo mismo con la horrenda y pavorosa Dictadura de Cuba.
Finalmente, no se entiende como los ingenuos útiles de la OTAN hayan permitido a la traicionada Turquía de Erdogán, que asesina a mansalva al valiente Pueblo de Kurdistán en el norte de Siria e Irak, su ingreso a la ampliada BRICS(+) para compartir sus normas y secretos militares y políticos en plena confrontación con Rusia en la guerra de Ucrania.