Más de un admirador está enlutado y con el corazón encogido por la muerte de Daniel Abraham Rabinovich. El nombre podría relacionarse con un correligionario alejado de la comunidad, pero se trata de nada más y nada menos que de uno de los integrantes del grupo musical humorista de origen argentino Les Luthiers. Alguien comentó en una comida familiar, más específicamente en un Shabat que no conocía a este grupo musical. Es extraño, pero sucede. Lo que no entiendo es cómo alguien puede vivir sin haber conocido a este espectacular y sui generis grupo musical. Tampoco sé cómo vamos a seguir viviendo sin su presencia. Menos mal dejó un legado y aunque no va a estar más con nosotros, ni vamos a podernos deleitar con su humor tan especial, ni destornillarnos de la risa porque nunca más lo vamos a volver a ver en un escenario, quedan para la posteridad sus grabaciones presentadas con sus otros compañeros del grupo. Les Luthiers no se acaba pero va a hacer falta Daniel Rabinovich con esa seriedad con que se dirigía a los asistentes para anunciar entre otras cosas a ese personaje que se hizo famoso con ellos, Johan Sebastian Mastropiero. Cuando sonaba este nombre en el auditorio empezaban a escucharse las carcajadas de ese público fiel que asistía a sus presentaciones. Con sus presentaciones han alegrado la vida de miles de personas alrededor de los teatrs del mundo con ese humor tan fino que los ha caracterizado a lo largo de casi medio siglo. Mientras el público no podía contener la risa, Les Luthiers permanecían serios, concentrados en su trabajo, tocando las notas musicales que salían de sus originales instrumentos.
Aunque murió Daniel Rabinovich, Les Luthiers continuará haciendo reír a tantos seguidores, pues el que los escucha por primera vez no puede seguir viviendo sin ese fino humor que hace sonreír hasta al más serio de los espectadores. Lo que si nos vamos a tener que acostumbrar es a vivir sin Daniel y recordarlo en nuestros corazones como un ícono universal del humor musical.
En uno de sus shows, Los Mariachis, es bien simpático escuchar a un grupo de argentinos con sabor a chimichurri, interpretando rancheras al puro estilo mexicano.
La esencia del grupo es el doble sentido, los juegos de palabras, la doble interpretación de las ideas.
El grupo que inició labores profesionales en 1.967 cuando apenas eran unos estudiantes univeristarios hoy está de luto por Neneco, como era conocido Daniel por sus compañeros, pero listos a seguir divirtiendo a ese público que sigue aplaudiendo y carcajeándose e inmortalizando su recuerdo a través de la risa, la mejor de las terapias.