No es perfectamente claro si la zona de Gaza hace (¿hizo?) parte o no de la Tierra Prometida ya que los límites de la aquella promesa nunca fueron claramente establecidos. Como tantos temas bíblicos, mucho es confuso, contradictorio, y por ende, para mi gusto, penoso que se use como fuente de política, y especialmente de política militar pre-mesiánica. Pero más allá de comentarios personales al respecto, la historia judía en esa franja ha sido un vaivén de conquistas, derrotas, y muchas ironías. A través de los siglos, Gaza ha sido territorio de filisteos, romanos, cruzados, de las tropas de Napoleón, y más recientemente, de imperios otomanos y británicos, y también de judíos. La primera mención en el texto bíblico a esta franja es Génesis 10:19 que nos define los límites de dominios de las tribus canaanitas (no aún filisteas). Génesis 15 y Números 34 hacen una vaga referencia a la tierra que Dios le promete a la descendencia de Abraham y que posiblemente pudiera incluir a Gaza. Génesis 26 relata que el patriarca Isaac se asentó en una zona al sur de la actual Gaza aun cuando él fue el único patriarca que tuvo la prohibición de salir de la Tierra prometida, lo que pudiera sugerir que el límite de la Promesa cambió a su favor. Los filisteos no son mencionados cuando Abraham migra a Egipto; ellos fueron “pueblos del mar” que llegaron a esas costas mientras éramos esclavos del faraón.
El texto de Josué 15 sí la incluye aunque Josué mismo nunca la conquistara sino hasta el capítulo de Jueces 15. Pero ya para Jueces 16, Gaza es filistea y es ahí donde Sansón y Dalila celebran su romance. Durante la época de jueces y del mismo rey David, fueron escasos los momentos que el pueblo judío dominara a Gaza, y muchos en los que los filisteos nos fregaran la paciencia. Gaza siempre se mantuvo principalmente no-judía. Al regresar del exilio en Babilonia no hay mención de hayamos poblado ese territorio y prueba de ello es que cuando Alejandro Magno pasó por ahí, menciona la existencia de apenas unos cuantos paisanos. Los Hasmoneos fueron los primeros verdaderos conquistadores de ese territorio, genuinos matones y déspotas, pero su gloria duró apenas hasta que Pompeyo nos dominara invadiendo desde Egipto. Un siglo después, con la destrucción del Templo, los romanos rebautizarían Judea con el nombre de Palestina para humillarnos un poco más, empleando el nombre de aquel pueblo que difícilmente se dejó dominar por nosotros durante los previos 1.400 años.
Durante la época talmúdica, Gaza fue de los centros de estudio que se establecieron tras perder Jerusalem, y se constituyó en puerto de llegada de peregrinos que de alguna manera querían pisar la Tierra Prometida. Pero también fue un gran centro cristiano. Para quienes el texto bíblico es tan importante para justificar dominios, deben saber que el Talmud considera a Ashkelón como la frontera sur de la Tierra prometida (y por ende excluye a Gaza). Consecuentemente, la actividad agrícola en Gaza se debe realizar sin las bendiciones propias de la actividad realizada en Israel.
Para la llegada del Islam, Gaza contaba con una respetable población judía, quizás la más significativa a través de toda la historia. Judíos pelearon (curiosamente) de la mano de los (muy antisemitas) bizantinos. Como en tantos casos de la historia milenaria, más veces nos fue mejor bajo musulmanes que bajo cristianos. Con el dominio musulmán, la comunidad siguió prosperando e incluso se convirtió en un importante centro Karaita, para quienes Tiberías, Zoar y Gaza fueron las principales ciudades de peregrinación y estudio en la Tierra Prometida. Los cruzados destruyeron Gaza en el año 1100 y mataron a buena parte de la población, tanto musulmana como judía. La prosperidad volvió con la dominación mameluca del siglo XIII. De esa época hay referencias de viajeros judíos, como Meshulam de Volterra, quien visitó la ciudad en 1481 y encontró 50 familias judías y una próspera producción de vino kosher.
Los otomanos conquistaron Gaza en 1516 y con ellos también incrementó la prosperidad de la comunidad judía dando refugio a varios sefaradim expulsados poco tiempo atrás de España y Portugal. Cabalistas como el rabino Abraham Azulai de Hebrón y el rabino Israel Najara de Damasco eventualmente se asentaron en Gaza. Irónicamente, el gran golpe a la comunidad vino desde adentro, como reacción al movimiento mesiánico Sabateanista de Shabetai Zvi que encontró en Natan de Gaza a su principal promotor. La desgracia que trajo el penoso final de Shabetai Zvi también llevó a la desmoralización y desintegración de la comunidad. Para más curiosidades, fue el miedo a las tropas de Napoleón que llegaron a final del siglo XVIII lo que puso a correr a los restantes judíos de la franja. El gobernador egipcio de Gaza desmanteló la sinagoga en 1835 por la total ausencia de judíos. Algunos pocos jalutzim lograron establecerse a finales del siglo XIX
Durante la época del Mandato Británico, fueron pocos los judíos que se establecieron ahí. En 1921 los nacionalistas árabes expulsaron a la incipiente Comunidad judía. Y entre 1929 y el fin de la segunda Guerra se prohibió la presencia judía allí. En 1946 se fundó el kibbutz Kfar Darom, la primera de 11 comunidades que se fundaron antes de la Independencia. Este kibutz fue particularmente afectado por las fuerzas egipcias durante la guerra de 1948.
En 1956, durante la campaña del Sinaí, Israel conquistó la franja de Gaza, pero un año después, la presión de Estados Unidos y su amenaza de suspender el apoyo económico y expulsar a Israel de la ONU hizo que Israel se retirara. Diez años después, durante la guerra de los Seis Días, Gaza volvió a caer bajo dominación Israelí y así se mantuvo por 38 años. Para 1970 ya existían 21 comunidades, conocidas como Gush Katif, y constituían el 18% del área de la franja de 363 kms2. Varios de sus habitantes, fueron antiguos residentes de las colonias del Sinaí, previa la devolución a Egipto tras los acuerdos de paz con Sadat. En su momento de máximo esplendor, en Gaza hubo 30 sinagogas, varias yeshivot y yeshivot hesder, 6 kolel, una midrasha, y producía el 15% de la cosecha agrícola de Israel. Como dato curioso, la gran mezquita de Gaza, hasta la primera Intifada, tenía inscripciones en hebreo y griego. Tenía tallas de menorot y etroguim y mencionaba a un Hanania ben Yaakov.
Desde 2005 no hay un solo judío viviendo allí (al menos por voluntad propia) y Gaza sigue siendo una espina muy incómoda, cara y sangrienta.
Bibliografía: www.jewishmag.com