Dentro del vocablo común judío existen un par de palabras que son utilizadas para designar el proceso de recuperación de un utensilio que ha estado en contacto con comida no Kasher o que se ha mezclado con utensilios opuestos al uso específico que tiene. Las palabras utilizadas en español por lo general son “Kasherizar” o “Kasheriar”; sin embargo, el término apropiado en hebreo es Hejsher. Si bien, este término también es utilizado actualmente para designar la certificación rabínica de establecimientos y de diferentes productos alimenticios y religiosos, su origen conceptual se encuentra en la primera Parashá de esta semana.
Al principio de la Parshá de Matot leemos como los hijos de Israel son victoriosos en su guerra contra los midianitas. Como resultado de esta victoria, los guerreros de Israel toman un botín que incluye diferentes artefactos. En el caso del oro, debido a que no hubo ninguna pérdida humana para el ejército de Israel, se lo ofrendan por completo al Mishkan. Los utensilios utilizados para comer provenientes del botín son divididos entre el ejército y el pueblo equitativamente; sin embargo, Elazar, el Cohen Gadol, nos enseña las leyes de “Kasherizar” estos utensilios impuros para entonces poder ser usados sin ningún inconveniente. Este es el punto principal de donde nuestra sagrada Halajá extrae las leyes pertinentes a la recuperación de utensilios Treif, bien sea que se hayan mezclado o bien sea que fueron utilizados en un pasado para comida no Kasher.
La Torá nos enseña que todo utensilio que haya entrado en contacto con comida caliente tiene que ser purgado con fuego; es decir se lo tiene que quemar con una llama al rojo vivo. Este tipo de purga lleva por nombre Libun y dentro de esta categoría hay diferentes tipos de “quema”, dependiendo del objeto en sí y de la forma como fue utilizado. Enseguida la Torá nos enseña que los utensilios deben ser purificados siendo sumergidos en las aguas de Nidá. El Talmud, en la Masejta de Avoda Zara 75b, nos explica que este versículo quiere decir que los utensilios que contuvieron comida Treif caliente, después de ser purgados, deben ser sumergidos en una Mikve. A continuación la Parshá nos enseña que los utensilios que fueron utilizados con comida fría no Kasher también deben ser pasados por agua. De acuerdo al Peirush de Rashi sobre este versículo, ello quiere decir que tanto los utensilios utilizados con comida no Kasher caliente y fría deben ser sumergidos en la Mikve.
De acuerdo a la Halajá pueden existir rastros de elementos no Kasher en utensilios por más que parezcan limpios, más aún si han sido utilizados con comida no Kasher, bien sea caliente o fría, y si han sido lavados con una esponja que ha limpiado ese tipo de comida. Por ello es necesario llevar a cabo el proceso de Hejsher, el cual puede ser por Libun o por Hagalá; este último consiste en sumergir en agua hirviendo el utensilio a recuperar para que cuando hierva nuevamente se lance al agua un metal o roca que esté al rojo vivo. Cada método depende del tipo de material y uso que se le dió previamente. De esta manera esos rastros de impurezas son eliminados.
De cualquier forma, ello no quiere decir que los utensilios pueden ser utilizados enseguida. La gran enseñanza de esta Parshá es que es necesario que estos utensilios sean sumergidos en la Mikve para que puedan quedar ritualmente purificados y entonces puedan ingresar al uso del hogar judío. Debido a ello es que nuestra Halajá también nos exige sumergir todos los utensilios nuevos en la Mikve. El proceso de Hejsher culmina sólo con la inmersión de los utensilios en las aguas de la Mikve, bien sea que estos sean nuevos o usados, de lo contrario no pueden ser utilizados por ningún judío.
Esto dicho, no todos los utensilios nuevos o usados deben ser sumergidos en la Mikve; por ejemplo, utensilios nuevos de madera o de gres. Si estos fueron mezclados por equivocación no se los puede recuperar tampoco. Por su lado, porcelanas o cerámicas esmaltadas se deben sumergir pero sin pronunciar la Brajá respectiva. En relación con utensilios plásticos no desechables, hay dos opiniones; a saber, aquellos que consideran que no deben ser sumergidos y aquellos que consideran que deben ser sumergidos. En el caso que se siga la segunda opinión, no se debe decir la Brajá de inmersión de utensilios. Los utensilios de metal desechables tampoco necesitan una inmersión.
Existen casos donde un utensilio puede consistir de varios materiales, tanto de aquellos que exigen una inmersión, por ejemplo el metal o el vidrio, así como de aquellos que no exigen una inmersión. En el caso en que la mayoría del utensilio sea hecho de materiales que exigen una inmersión, así este contenga partes de madera, gres o cerámica, es necesario sumergirlo con la Brajá adecuada. Si la mayoría del utensilio es de un material que no exige inmersión pero tiene partes o fragmentos de materiales que exigen una inmersión, es necesario sumergirlo en la Mikve pero sin recitar ninguna Brajá. Si el utensilio es en su mayoría de un material que no exige inmersión pero tiene decoraciones o partes de materiales que necesitan una inmersión, el utensilio no debe ser sumergido en las aguas de la Mikve.
Ahora bien, los utensilios que exigen una inmersión en la Mikve son todos aquellos que entran en contacto con comida; sin embargo, aquellos utensilios que se usan solo para la preparación inicial de una comida, como lo es un moledor o un tazón para amasar, si bien requieren ser sumergidos no necesitan una Brajá. Por su lado, cualquier utensilio que no entre en contacto con comida como lo es un saca corcho no tiene que ser sumergido. Así mismo, es importante anotar que todos los aparatos electrónicos que entran en contacto directo con comida, como los son las tostadoras, sanducheras, freidoras, parrillas eléctricas, etcétera, necesitan ser sumergidos y requieren que la Brajá sea pronunciada. Para estos casos, se ha demostrado que no utilizar el aparato por 72 horas después de la inmersión permite que su funcionamiento continúe normalmente, lo ideal es que todo circuito esté seco.
Ya sea que lo llamemos Kasherizar, Kasheriar o hacer Hejsher, sabemos que su origen proviene de la Parshá de Matot y que el Cohen Gadol Elazar fue quien nos dió estas leyes. Está ahora en nuestras manos hacer buen uso de estas leyes para nuestro propio beneficio espiritual.