Por su clima envidiable, su ambiente innovador y su calidad de vida, Medellín se ha convertido en un destino atractivo para muchos judíos que buscan un cambio.
Correligionarios de diversos países han encontrado en esta ciudad un lugar ideal para retirarse o para emprender nuevas oportunidades de negocios, inyectando vida y juventud a una comunidad que está creciendo en los últimos años.
Chagai Stern es uno de ellos, un judío ortodoxo criado en Brooklyn, quien a la edad de 14 años se mudó a Israel y desde hace tres años vive en Medellín. Graduado en Economía y Logística y Master en Derecho Internacional, al terminar su servicio militar se trasladó a Bruselas, donde asumió el liderazgo del Centro Europeo para Estudiantes Judíos (ECJS), una de las organizaciones judías estudiantiles más influyentes del continente, desde la cual apoyo la fundación del Lobby Israelí en el Parlamento Europeo (EFI) y la Asociación de Prensa Europea-Israelí (EIPA).
Llegó a Colombia por negocios pero se enamoró del país y en Septiembre de 2016, en compañía de Ariel Felipe Barragán y el Rabino Elad Villegas, abrió el Jewish Community Center (JCC Medellín) una respuesta a las necesidades de los judíos provenientes de diversas corrientes y orígenes.
¿Cuál fue su motivación para fundar el JCC Medellín?
Todo comenzó con 3 personas que nos reuníamos para compartir la cena de Shabat y fuimos creciendo hasta llegar a ser más de 15, por lo que por cuestiones prácticas, contraté con la Unión Israelita de Beneficencia (UIB) un salón comunitario con servicio de catering kosher.
En una oportunidad decidimos hacer nuestro propio minian para Kaballat Shabbat, pero la UIB nos prohibió rezar en sus instalaciones, por lo que tomamos la decisión de trasladarnos al Hotel Du Park, donde su propietario Claude Sabbah, un judío francés nos acogió con hospitalidad y de manera gratuita. Allí funcionamos por un par de meses hasta que superamos la capacidad del salón que nos habían asignado. Identificamos que había un gran número de judíos no afiliados a la comunidad, por motivos de segregación y rechazo.
Con la idea de ofrecer un techo para todos abrimos en Septiembre de 2016 el JCC Medellín y la acogida que tuvimos supero todas nuestras expectativas, reuniendo 147 personas para Rosh Hashaná, más de 80 para Yom Kipur y un promedio de 60 personas cada kabbalat Shabbat.
¿Cuál es el perfil de la personas que asisten al JCC?
En su mayoría son jóvenes profesionales extranjeros que residen en Medellín, con edades que oscilan en los 30’s y no afiliados a ninguna comunidad. Pero contamos también con asistentes regulares que son miembros de las comunidades tradicionales de Medellín, Cali y Bogotá y de la comunidad emergente de Bello. Así también, les hemos abierto las puertas a todos los turistas que están en la ciudad ya sea por negocios o por placer.
¿Cómo se realizan los rezos en el JCC?
El rezo es ortodoxo para hacerlo apropiado a todos los asistentes y todo judío es bienvenido sin importar su perfil religioso o su origen. Nacimos como un espacio de vida comunitario por lo que somos respetuosos de todas las corrientes del judaísmo y personalmente como judío ortodoxo, considero que nadie tiene derecho a criticar o decirle a otra persona como debe orar y conectarse con Dios, ese es un tema pertinente al ámbito personal de cada individuo.
También por iniciativa de un grupo de personas se hizo en el JCC el primer minian igualitario del que se tenga registro en Medellín y en términos generales siempre que haya el público les ofrecemos un espacio para vivir el judaísmo de la manera que lo prefieran.
¿Cómo resumiría la filosofía del JCC?
Vivir el judaísmo enfocándonos en lo que nos une como pueblo y dejando a un lado las diferencias entre nosotros. En el JCC Medellín convivimos jasidim, ortodoxos, conservadores, reformistas, ateos, etc., y nos reunimos para compartir los rezos, las celebraciones y los eventos comunitarios.
¿El JCC tiene un Sefer Tora?
Si, gracias a la colaboración de los Rabinos Jonathan Berger y Andrew Sacks, los alumnos de 6to grado del Hillel Day School en Farmington Hills Michigan nos donaron un Sefer Torah y el pasado 13 de Enero tuvimos nuestro Hajnasat Sefer Tora, donde un nutrido grupo de personas de todos los ámbitos del judaísmo nos acompañaron con cantos y bailes desde mi casa hasta el JCC Medellín.
¿Qué mensaje o reflexión desea transmitir?
Nuestro pueblo proviene de 12 tribus y tenemos diferentes prácticas, filosofías, formas de pensar y de vivir. A pesar de nuestras diferencias, debemos enfocarnos en todo aquello que nos une como pueblo: el Shabat, las fiestas y Am Israel.
Como judíos nos enojamos y gritamos antisemitas cuando no nos reciben en algún lugar. Sin embargo, nos acostumbramos a prohibir el acceso a otros judíos. Por consiguiente, no nos debería extrañar que el mundo imite nuestro comportamiento. El segregarnos entre hermanos del mismo pueblo termina por afectarnos negativamente a todos como nación. Recordemos que históricamente, para efectos de la Solución Final Nazi, los pogroms, expulsiones, etc., los judíos compartimos un mismo destino, sin importar nuestra corriente religiosa, educación, posición social, económica, etc. Porque el mundo si nos ve como un solo pueblo. Si entre nosotros mismos nos auto-discriminamos, ¿por qué esperamos que el mundo nos trate en forma diferente?
Este es un llamado a la reflexión. Todos los problemas que hemos afrontado históricamente como pueblo, incluyendo la destrucción de los dos templos, han sido auto-infligidos por la división y el odio entre nosotros mismos. El esnobismo y el extremismo religioso nos han llevado a sentirnos superiores a nuestros hermanos y a creernos poseedores de una verdad religiosa absoluta. Hemos alejado de nuestros espacios de culto y reunión a muchas personas valiosas y hasta hemos llegado a tener poco que ver con Dios y mucho que ver con política, segregación y exclusión.
La unión judía es un gran tesoro que debemos conquistar, porque junto con Am Israel, son nuestro único y verdadero poder.
La pregunta es si queremos perpetuar nuestra historia trágica, o si queremos escribir un nuevo capítulo, con un pueblo unido, incluyente y respetuoso. Podríamos aprender algunos valores fundamentales del pueblo cristiano, quienes nunca cierran las puertas de sus iglesias o espacios de culto a otros cristianos.
La decisión está en nuestras manos. Nuestra mayor debilidad es y ha sido nuestra falta de unidad y cohesión como pueblo. Cuando estamos separados somos débiles y frágiles y quedamos a la merced de las demás naciones. Vivimos en una disyuntiva, porque esperamos fervorosamente al Meshiaj, pero hacemos todo para evitar su advenimiento.
Cuando estemos unidos como un solo pueblo, nada ni nadie nos podrá destruir. Concluyo con la frase célebre del más destacado científico judío de nuestros tiempos: "Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes". - Albert Einstein.