Cuando supe que el Rabino Alfredo y un grupo de la Comunidad iban a pasar una semana en Polonia el año pasado, y que el viaje cuadraba con mi agenda, y que había algo de plata en el banco, ¡DE ONE! ¡Decidí unirme al grupo!
Sabía que tenía que hacer el viaje.
Una cosa es haber visto cualquier cantidad de películas sobre el holocausto; haber leído varios libros, tanto desde un punto visto judío como un punto de vista cristiano; haber estudiado sobre el tema con FACING HISTORY AND OURSELVES; haber asistido a todos los actos de la comunidad en Bogotá.
Otra cosa es presenciar los sitios y escuchar las historias en Polonia misma, en un octubre frio y lluvioso, con temperaturas a veces bajo cero.
Nosotros desayunamos y almorzamos con comodidad, y luego caminamos por Auschwitz y nos congelamos durante solamente una hora y media… mientras pensamos en los prisioneros que trataban de sobrevivir en el mismo clima, y peor, con solo pijamas y zapatos de madera. ¡Nosotros no habíamos sufrido nada!
En 1978, antes de haber conocido a la comunidad hebrea de Bogotá, y antes de entrar al Colegio Colombo Hebreo como profesor de inglés, me acuerdo de haberme enfermado con una fiebre y gripa fuerte. Incapacitado en la cama por unos días, alguien me prestó unos seis casetes de sonido (de solo 475 minutos) del mini-serie de televisión “The Holocaust”. ¿Recuerdas? Escuché la mini-serie y quedé marcado. (Lo único que había experimentado antes fue la película de Ana Frank en blanco y negro cuando era niño de la escuela primaria. Siempre recuerdo el sonido de la sirena cuando llegaron a llevar a la familia). Poco después entré al Colegio Hebreo y empecé a aprender en más detalle.
¿Por qué no había aprendido acerca del holocausto durante mis años en el colegio público en los Estados Unidos? Seguro, nuestros textos de historia tenían unos párrafos; tal vez unas páginas, pero nada suficiente para hacer una impresión duradera.
Nuestro tour… no… no se puede llamar un tour, era un viaje por las manifestaciones del infierno. Todo parecía deprimente. Era un cementerio. El país fue escogido, abusado y violado por el régimen nazi para enterrar a millones; a destruir al pueblo y cultura judío polaco entero; tres millones de los seis millones de judíos asesinados eran polacos.
La última noche en el viaje el Rabino nos pidió cada uno hacer un comentario sobre el viaje. Yo hablé de una celebración de Janucá en el Colegio Hebreo hace unos años. En esa conmemoración, después de escuchar de los efectos de la asimilación en la cultura griega, entendí la razón de ser de un Colegio Hebreo; no solamente de enseñar la cultura hebrea, sino de luchar en contra de la asimilación dentro de una cultura pagana. Igual. Después de una semana en Polonia, ¡entendí más que nunca la razón de ser del Estado de Israel!
No importan las criticas; no importan las cantidades de ataques en contra de Israel; no importa si vives en Israel o afuera; ¡tienes que poner toda la fuerza para defender a Israel y su derecho de existir como hogar histórico y bíblico del pueblo judío! Si es solo por Polonia (aunque hay muchas razones más) ¡tienes que ser Sionista!
Por lo tanto, fue una bendición muy grande poder acompañar al Rabino, a la mora Batia, y a todos los amigos del pequeño grupo de comunitarios de Colombia, no solo la semana en Polonia, sino especialmente cuando viajamos juntos en el avión de Varsovia a Israel, y sentir el gozo y alivio de llegar a Israel y ver el aviso en el aeropuerto:
¡¡WELCOME TO ISRAEL!!
Ahora Israel tenía otro sentido, ¡Polonia lo ponía en contexto!
De pronto uno de los momentos más especiales en el viaje para mí fue cuando el guía nuestro, Mario Sinai, mientras viajábamos en el bus, me pidió leer las palabras del profeta Ezekiel sobre su visión del Valle de los huesos secos en el capítulo 37:
Puedes leer los versículos desde el principio hasta el 16, pero quiero destacar a estas palabras:
11) Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!” 12) Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel. 13) Y cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor. 14) Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el Señor.” »
Israel es la prueba de muchas cosas; pero en este viaje aprendí, que la respuesta a Polonia es… ¡ISRAEL!
¿Has pensado hacer aliyah tú?
Danny Voll, anteriormente profesor de inglés en el Colegio Hebreo, actualmente está en la junta de la rama colombiana de Operación Éxodo, una organización cristiana que hace más de 20 años trabaja con la Agencia judía para ayudar a judíos con problemas económicos hacer aliyah a Israel.