Calidez, alegría y ternura. Son los sentimientos que evoco cuando pienso en la visita que hicieron el Rabino Alfredo y su hijo David con su familia al Beit Avot. Risas, rondas y aplausos inundaron el recinto de la sinagoga con canciones litúrgicas, tradicionales y hasta infantiles.
Las extraordinarias voces del Rabino Alfredo y de Davo (su hijo) fueron superadas con creces por Mia y Gabo (Gabriel) quienes sorprendieron a los residentes con su capacidad, entonación, simpatía y frescura.
Fue un rato inolvidable, colmado de amor, que esperamos se repita en la próxima visita de la familia de Davo a Bogotá.
¡Mil gracias!