Me encuentro sumamente emocionado. Por esta razón dejaré en el tintero 2 artículos que me disponía a escribir esta semana, uno, sobre la presencia del Hezbola en Latinoamérica y el otro, una entrevista que le realice a la Directora de Cámara. Se los debo para más adelante.
Y es que esta mañana, a un grupo selecto de periodistas (no sé por qué me encontraba yo) en la Biblioteca Nacional de Israel se presentaron 61 folders que contienen los manuscritos inéditos del escritor Franz Kafka así como una serie de dibujos que conforman el llamado archivo Max Brod y que Israel finalmente logró traer aquí.
El pedido fue muy claro. Kafka, cuando estaba a punto de morir, le dijo a su íntimo amigo Max Brod que destruyera todo lo que había escrito, Brod, desobedeció esa orden y no solamente no los destruyó, sino que comenzó a publicarlos. Es así como gracias a él conocemos la singular y magnífica obra de uno de los más grandes escritores que ha dado el mundo.
Al morir, Brod, en su testamento, pidió que todo su archivo, que contiene también obras de él mismo, se entregase a la Biblioteca Nacional de Israel.
Esther Hoffe, la secretaria inseparable de Brod no cumplió la explicita última voluntad de su jefe y se los quedó. Al morir, en su testamento se lo cedió a sus 2 hijas. Ellas nunca los quisieron dar a la Biblioteca. Es así como se inició un exhaustivo proceso de juicios que duro 12 largos años hasta que hace 2 semanas exactamente Israel ganó y éste archivo, que se encontraba en una casa en la calle Spinoza de Tel Aviv, en unas cajas de seguridad de un banco suizo y en archivos en Alemania fue recuperado cumpliendo así la voluntad de Brod.
Hoy, tuvimos el privilegio de apreciar de cerca los manuscritos de las obras literarias de Franz Kafka como “Carta a mi padre”, 3 variaciones de un cuento titulado “Los preparativos para la boda en el pueblo” escrito en 1907 en hojas muy pequeñas y con la letra muy pegada, un cuento de 6 páginas sin título, un cuaderno pequeño donde escribe una especie de diario contando viajes que realizo y además en algunas de sus hojas escribió en hebreo (cosa que no se sabía), otro cuaderno donde se ven dibujos que hizo el mismo Kafka.
También se encontró la tercera parte de una novela que escribió Brod a principios del siglo en Alemania (las otras 2 partes no se encontraron). Un diario que escribieron en conjunto Kafka y Brod llamado “Café Savoy” nombre de la cafetería en Praga donde se reunían y donde se relatan las conversaciones que sostenían. Max Brod guardó también todas las cartas y tarjetas postales que Kafka le escribió. En fin, un archivo muy rico de contenido para los investigadores y los apasionados de la literatura Kafkiana y la vida de este notable escritor.
En ésta, muy emotiva conferencia de prensa, (para quien le gusta Kafka pues quien esto escribe desde siempre ha tenido admiración a su obra y ha sido una de las más fuertes influencias), presentaron y dieron esta información el señor David Blumberg, presidente de la Junta Directiva de la Biblioteca Nacional de Israel; el Dr. Stefan Litt, el curador y del archivo; Oren Weinberg, director de la Biblioteca Nacional y el abogado Meir Heller, asesor legal de y quien llevo a su cargo, durante estos 12 años la demanda y a quien pregunte al término de la reunión:
- ¿Dígame abogado, por qué razón tanto Esther Hoffe como sus hijas no quisieron cumplir la voluntad de Max Brod? ¿Es por el valor económico del archivo?
-No señor Fasja, yo estoy convencido que fue solamente por ego. Por sentir que esta riqueza estaba en sus manos. Por sentir el poder.
Sea como sea hoy día éste archivo, este tesoro universal se encuentra ya custodiado por la Biblioteca Nacional de Israel donde comenzaran de inmediato a hacer restauraciones, digitalizar los documentos e investigaciones.
Hoy día, según estimaciones de los profesionales, un manuscrito de Kafka tiene un valor de cien mil dólares.