2024-11-22 [Num. 1010]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

Tzevaot HaShem o la inevitable pureza del judaísmo

2020-07-15

Bullying

Hace muy poco leí un artículo acerca del comportamiento de algunas personas en las plataformas sociales; específicamente, el “bullying” o “trolling” que se puede hacer a una persona que era ultra ortodoxa y decide tomar un camino más laxo para su observancia religiosa judía. Esto me tomó por sorpresa porque, ajeno de pertenecer a ninguna de estas plataformas, mi idea del asunto era al revés; es decir, pensaba que eran los judíos no observantes quienes cometían estos atropellos contra los judíos observantes. ¡Vaya sorpresa!

En pocas palabras la autora determina que el bullying contra ella se debe al profundo deseo de algunos judíos de querer que todos los judíos sean observantes de la Halajá. Mi primera pregunta: ¿De qué Halajá se está hablando? Dato interesante, la raíz del término utilizado para ley judía es “ir” o “caminar”; por consiguiente, la Halajá es el “camino” por el cual un judío es dirigido a comportase en todos los aspectos de su vida, incluyendo ley civil, criminal y religiosa. 

Dentro de ese compendio de leyes que conforman nuestra sagrada Halajá, nuestro camino en la vida, existe una sección que conocemos como Guemilut Jasidim (actos de bondad); entonces, si estos bullies o trolls son tan observantes de la Halajá, ¿en qué parte de dicha sección está permitido y/o promovido llevar a cabo semejante atrocidad? Porque, la verdad sea dicha, hasta ahora yo no he encontrado ninguna ley que en lo más mínimo incite o promueva este tipo de actos. Al contrario, todos los Poskim actuales están de acuerdo en que estos actos, bien sean en persona o a nivel virtual, son absolutamente prohibidos por la Torá, la Halajá y el judaísmo. Nuevamente les pregunto a estos personajes, ¿dónde queda su observancia tan pura y Halájica?

Ahora bien, hasta cierto punto la autora excusa el bullying bajo la pretensión que algunos judíos observantes desean promover entre los judíos no observantes la incorporación de la opinión más estricta de la Halajá, opinión que se conoce como Majmir. Empero, dicho deseo tan sublime y espiritual, por esencia, no puede ir contra la Halajá misma, aspecto en el cual estos bullies están recayendo cada vez que hacen uno de sus comentarios cizañeros en las redes sociales.

He aquí la parte que más me repugna de todo esto: Estos personajes están llevando a cabo la tergiversación más deplorable de uno de los conceptos filosóficos más profundos y puros del Jasidismo; a saber, el concepto de Tzevaot HaShem, cuya traducción más puntual es Ejércitos de Dios. !No! Bajo ninguna circunstancia, estos individuos pueden formar parte de dichos ejércitos porque ni en fundamento, ni en esencia, ni en práctica ese es el proceder de un miembro de dichos ejércitos. 

Tzevaot HaShem es un concepto demasiado denso como para simplificarlo en una excusa para el bullying. Si algo denota es que hay un absoluto desconocimiento de lo que semejante deber implica para un judío. Este concepto surgió de las entrañas del Jasidut de Jabad, específicamente con sus dos últimos Rebbes. Debido a los altos índices de asimilación dentro del judaísmo y la paulatina apertura de la secta al mundo judío secular, se estableció la necesidad  de “atraer” a más judíos no observantes a, poco a poco, incorporar más Yiddishkeit en sus vidas. Es debido a ello que todos aquellos que fuimos a una Yeshivá Lubavitch llevamos a cabo un servicio social llamado Mivtzoim en donde los viernes en la mañana nos dirigíamos a diferentes lugares para regalar velas de Shabat y poner Tefilín, entre otros. Es de ahí que surgen los Tzevaot HaShem, los miembros de estas pequeñas campañas que procuran acercar a un judío no observante a que cumpla aunque sea una Mitzvá para traer más luz a este mundo.

Lamento informarles a los personajes que hacen este tipo de bullying que nada de lo que están haciendo puede caer en la categoría de Tzevaot HaShem e infortunadamente sus acciones tampoco pueden ser excusadas como tal, por más políticos y pro activos que deseemos ser. Los Tzevaot HaShem no juzgan ni repudian a otro judío por no observar sino que intentan acercar a los demás con bondad y cariño, ese cariño que llamamos Ahavat Israel, el amor por otro judío. Tzevaot HaShem no está en la inevitable búsqueda de la pureza del judaísmo, Tzevaot HaShem yace en la felicidad de ver a un judío comer Matzá en Pesaj, encender velas de Shabat y Jánuca, en que un hombre haya logrado ponerse Tefilín un día en su vida y tal vez todos los demás a partir de ese momento. Pero sugerir que Tzevaot HaShem es hacer bullying o trolling en las plataformas sociales es totalmente absurdo.

Al parecer hay un concepto, a rienda suelta, donde ciertos maestros incitan a que sus estudiantes condenen todo comportamiento que no forma parte de lo que su perspectiva de ortodoxia es. Esto lo vemos, como en este caso, de una manera microscópica; empero, también lo vemos de manera macroscópica con los múltiples ejemplos que el establecimiento Haredí nos proporciona una y otra vez a lo largo de los años.

Espero que Am Israel no olvide mandamientos tan básicos y fundamentales como Ahavat Israel en su diario vivir para así procurar más luz en estos tiempos de oscuridad para toda la humanidad. 



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