2024-03-28 [Num. 976]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

¿Estado civil o estado religioso?

2016-12-22

Israel flag sunset

La pregunta que nos compete en esta ocasión es tal vez la más complicada que puede existir hoy en día dentro de nuestro judaísmo; a saber, ¿debe ser el estado de Israel un estado religioso o un estado civil? 

De acuerdo a la Torá debemos tener un estado religioso; empero, el asunto no es tan sencillo como parece. Halájicamente hablando, hay una cantidad de leyes que son necesarias cumplir para que el estado de Israel sea considerado como tal un estado religioso tal cual lo establece la Torá; por ejemplo, tenemos que tener un tercer Beit HaMikdash, un Sanhedrin, una constitución solo basada en la Torá y en la Halajá y, entre tantas otras, algunas opiniones sostienen que es necesario que el Moshiaj traiga a los dispersos de Israel para establecer y unificar un reino verdadero de Israel junto con sus límites geográficos. Todas estas leyes implican otra cantidad de leyes que en última instancia nos dan cuenta que en la actualidad no tenemos un estado religioso de Israel sino un estado civil de Israel.

De cualquier forma; hay quienes empujan constantemente para que el estado de Israel sea actualmente un estado religioso sin considerar la gran cantidad de leyes que son necesarias para que esto pueda suceder y sin embargo siguen insistiendo en la necesidad de transformar Medinat Israel en un estado exclusivamente religioso. Ahora bien; más allá del aspecto religioso totalitario que en sí implica un análisis exclusivo, lo interesante de esta propuesta es que el estado religioso por el cual se está abogando, es un estado que representa la versión religiosa de dicho grupo. A simple vista esta propuesta resulta contradictoria desde toda perspectiva. Innegable, varios grupos de esa visión ultra ortodoxa del judaísmo se apartan de toda noción del estado de Israel y al contrario, esperan pacientemente la llegada del Moshiaj en nuestros días.

Ahora bien, es cierto que aquellos que viven en la region geográfica de Israel, sin importar su estatus político, están supeditados a ciertas Mitzvot y leyes particulares de esta zona sin la necesidad de esas otras leyes que son necesarias para establecer un estado religioso judío. Igualmente, es cierto que el estado de Israel es un estado judío y ello implica una base fundamental religiosa; pero, ¿implica ello que en la actualidad debamos tener un estado absolutamente religioso? Es más, ¿en dónde quedan los requerimientos Halájicos para que tal estado absoluto religioso exista?

La realidad actual es que el estado de Israel es una mezcla de ambos y es factible que esa mezcla no satisfaga a Klal Israel. Pero si de principio tomamos que Halájicamente es un estado civil y no religioso; entonces, hay aspectos religiosos que son necesarios aclarar y unificar.

Hace un par de meses hubo cierto revuelo por parte del establecimiento Haredi cuando se decidió llevar un Sefer Torá al Ezrat Nashim (zona de mujeres) del Kotel, considerando tal acto como una abominación para las tradiciones de Israel y el judaísmo en general. Más allá de la discusión Halájica frente a un Sefer Torá en el Ezrat Nashim, la cuestión yace en establecer si el Kotel es un espacio público o privado para el uso exclusivo del establecimiento Haredi. Tenemos que preguntarnos si el Kotel es parte de un estado civil o un estado religioso. Es cierto que el Kotel es un monumento religioso de valor infinito para el pueblo judío y como tal merece respeto por parte de todo visitante; empero, hoy en día, el pueblo judío no es solo el mundo Haredi o el mundo ortodoxo en general, el pueblo judío está conformado por grupos religiosos como los reformistas y los conservadores y para ellos ese acto no es una abominación para las tradiciones de Israel; en cambio, es un triunfo para sus ideales religiosos, que muy probablemente no caen dentro de los ideales judíos ortodoxos pero no por ello son menos válidos en un estado civil como lo es el estado de Israel. Aquí nuevamente traigo a colación, a título propio, la necesidad de aceptar la diferencia dentro de nuestro pueblo. Más allá de estar de acuerdo o no con ese comportamiento, estamos hablando de judíos que se identifican con el judaísmo y que viven en el estado de Israel, pagando impuestos y votando en su derecho y deber legal, viven en un estado civil que hasta ahora les ha negado muchos de sus derechos religiosos. 

Entonces, si Israel es un estado civil y no un estado religioso, ¿por qué no se aceptan las prácticas religiosas de todas las denominaciones judías? Si estamos hablando de un estado civil, ¿por qué solo se aceptan conversiones, matrimonios y divorcios ortodoxos? Es deber de todos nosotros preguntarnos, ¿no son los judíos reformistas y conservadores ciudadanos de Israel con derechos equitativos a los demás judíos? La pregunta inicial sigue siendo una pregunta abierta; de hecho, cada una de las preguntas acá realizadas es una pregunta abierta con muchas posibles respuestas.

Para finalizar traeré una anécdota muy simple que me sucedió en Yom Rishon. Como todos los años, fui a comprar el aceite para las Janukiot del Shul y de mi casa. En la tienda judaica, en la fila para pagar, antes de mi se encontraba un señor comprando unas Janukiot y unas velas. La mujer de la registradora le preguntó: ¿Cómo va a pagar Rabino Piluni? Yo me pregunté: ¿Rabino? Pero si no tiene Kipa, ni Tzitzit, ni barba... Debe ser reformista, me respondí en silencio. He aquí la gran enseñanza de este pequeño encuentro, ¿acaso ese judío es menos judío que yo o cualquier judío ortodoxo porque es reformista? ¿No está ese judío comprando Janukiot y velas para celebrar, al igual que todos nosotros, Jánuca? Entonces, ¿no tienen todos los ciudadanos de Israel los mismos derechos de celebrar su judaísmo?



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