Después de conocer todas las “maniobras” que se utilizan en periodismo, especialmente en periodismo político, tal como se enseña en las universidades en el tema de Comunicación, una persona difícilmente podría distinguir entre la manipulación y la verdad.
Por lo general, en una publicidad política, o mal llamada periodismo político (porque se supone que el periodismo debería siempre, indefectiblemente presentar la verdad de los hechos), intenta, entre otros propósitos, resaltar la propia imagen (sea o no correspondiente a la personalidad del que se va a hablar) y lo peor: trasladar los propios defectos para proyectarlos en el contrincante o achacarle la culpa de los males que azotan a la región, al país, al grupo, institución o del terreno donde se va a trabajar. Por otro lado, cada país y sus periodistas publican de acuerdo a la conveniencia del lugar y esas son las noticias que llegan a los países aliados, por ejemplo, a los países liderados por derechas y pro-norteamericanos, nos llegan noticias de occidente, muy pero muy diferentes a las noticias emitidas desde otras latitudes. Todas, de un lado y del otro, vienen “retocadas”.
En el momento de liderazgo ya en acción, la idea sería que cualquier mal manejo, o cualquier mal que suceda, darle la culpa al líder anterior, especialmente si se trató de un opositor político.
Hay que recordar que una mentira repetida muchas veces termina por ser reconocida como una verdad (Joseph Goebbels).
Hay algunas bases, normas o fortalezas para ser un buen periodista político sin la tendencia a manipular, mentir o repetir como loritos lo que llega distorsionado de un lado o de otro:
- Apasionarse por la verdad (y todo lo que conlleva).
- No dejarse llevar por la mayoría (investigando muy bien todos los lados, especialmente el lado contrario).
- No dejarse manipular por nadie (frases sin pruebas).
- Cambiar de opinión cuando se comprueba que estaba equivocado (no politizar su pensamiento).
- No tener miedo de decir lo que piensa*, pero sin tratar de influir, solo opinar.
- No agredir jamás, la verdad es la mejor de las armas.
- No sentirse agredido cuando la otra opinión es diferente, insolente, burda, mentirosa, etc. solo presentar la verdad con tranquilidad.
- Llegar a la gente por los medios de comunicación más utilizados.
- Transmitir positivismo y tener muchas ganas de trabajar.
*Hay países donde los periodistas que intentan decir la verdad son mal vistos porque vayan contra las políticas locales o generales, algunas veces los gobiernos los han llevado presos y lo peor: algunos periodistas hasta han sido asesinados.
Personalmente, lo que veo más doloroso de estas experiencias de “periodismo político”, mejor dicho, politiquero, es la influencia con la que impregnan a los jóvenes especialmente, a ignorantes de la historia y los hechos reales, a nuestros hijos, nietos, alumnos. Es muy difícil ponerlos en un cubo protector de toda esta corrupción ideológica, lo único que se podría hacer como padres, abuelos o maestros, es permitirles una infancia rodeada de verdad, de bondad, de justicia, pero al tiempo enfrentarlos a que en el mundo hay mentiras, maldad e injusticia, que hay que buscar y reconocer qué es verdad tratando de seguir por el camino correcto, la verdad y la justicia.
Recuerde: inducir a un niño o a un joven a decir una mentira para protegerse a sí mismo, es abrirle la puerta a la corrupción, hacer que lo vea como un camino obvio a seguir y a aceptárselo a los demás.