Con Raquel tenemos un chiste interno. Un par de veces al año intercambiamos correos electrónicos y yo siempre, invariablemente, la saludo “Jag Sameaj”. Uno nunca sabe, siempre hay una fiesta que paso o una que llega, así que por si las moscas yo siempre le deseo Jag Sameaj. Es mejor “safe than sorry”.
Pero mañana, en serio, es Tu BIshvat así que decidí que era momento para responderle a su permanente petición: “¿Cuándo me vas a escribir un artículo para Hashavua? Y mi respuesta también es consistente: “No sé, cuando tenga tema”, además no sé porque me insiste tanto, ¿qué le ve a mis artículos? ¿Por qué me insiste tanto?, no son taaaan buenos*1.
Como sea … acá va:
El humorista argentino Roberto Moldavsky resume la explicación de todas las fiestas judías de la siguiente manera: “Había unos señores muy malos, nos querían matar a todos, milagrosamente nos salvamos, entonces comemos” y de alguna manera, es cierto.
Sin embargo, Tu BIshvat se sale un poquito de este molde, pero no va por ahí este artículo.
En Tu Bishvat se celebra el cumpleaños de un gran amigo que dejó este mundo hace justamente un año.
Este amigo habría de nacer en los Estados Unidos el día de esta fiesta de 1952 en el seno de una familia cristiana lutherana muy observante. En su camino de vida se aleja de esta rama del cristianismo para vincularse con el Cristianismo Evangélico Sionista. En sus palabras, porque así lo quiso Dios. Llega a Colombia en la navidad de 1972.
Bueno, ya todo el mundo sabe que hablo de mi gran amigo Danny Voll Z”L, el gran amigo de todos en realidad. Hoy celebramos su cumpleaños y en un par de días marcaremos su primer aniversario de fallecido.
Vivió 70 años exactos a duras penas un par de días más. Se nos fue muy temprano, sin duda hubiéramos querido tenerlo con nosotros hasta los 120.
Durante estos 50 años se dedicó a vivir en el seno de la Comunidad Judía de Colombia. De la mano de su gran amigo, Jesús, vivió, de nuevo en sus palabras, como un Cristiano Sionista con un corazón judío.
De esta experiencia de vida nos queda, además de los recuerdos un hermoso libro escrito en su totalidad por él, salvo un par de hojas donde algunos pocos de sus alumnos comparten algunas palabras de cariño, aprecio y despedida.
No quiero arruinar la experiencia de su lectura, solo comentar algunas cosas para estimularla. El libro tiene dos partes.
En la primera parte encontramos una deliciosa colección de anécdotas de las cuales son 3 los protagonistas:
El Colegio Colombo Hebreo como institución pilar, piedra angular, de nuestra comunidad responsable de la más importante tarea que una comunidad puede abordar: la educación judía de sus jóvenes.
Los estudiantes de Danny; niños y niñas que durante la década de los 80´s crecimos y vivimos dentro de la institución. Evidentemente es imposible recordar un cuento por cada uno de los estudiantes que pasaron por las aulas de Danny, pero los cuentos recordados en el libro son divertidísimos todos. Y aún si no lo fueran, ciertamente son un testimonio de la vida escolar durante esos años y el impacto que se produjo en muchos, muchos, muchísimos jóvenes como yo.
El tercer protagonista, obvio es Danny mismo. Para un grupo gigante de “payasos” nada mejor que un “payaso” más grande. La habilidad que tenía para estar siempre un paso más delante de las ocurrencias y travesuras de todos nosotros. El libro debería ser estudiado en las facultades de pedagogía como un ejemplo de un educador que dominaba su noble oficio.
Claro, como personajes de reparto podemos recordar en algunas de las anécdotas a otros profesores del Colegio. Yo no sabía, por ejemplo, que Raquel era tan buena clienta de La Casa de Los Trucos.
En las bellísimas ilustraciones del libro aparecen muchas de estas personas.
En la segunda parte del libro nos encontramos con un testimonio completamente diferente.
La reseña de la vida de un hombre que se dedicó a honesta y legítimamente a AMAR AL PUEBLO DE ISRAEL. Lo hizo en las buenas y en las malas. Lo hizo sin tintes políticos, sin intereses económicos.
Nos amó despojado de cualquier motivación mezquina. Amó al pueblo de Israel simple y sencillamente porque su mejor amigo, Jesús, era un rabino judío que nació, vivió y murió como Judío.
Nos amó porque desde su fé, eso era lo que le dictaba su corazón judío. En las Sagradas Escrituras (que podía citar de memoria) ese era el mandato divino que el recibía.
Por último, en esta segunda parte del libro encontramos una breve muestra del trabajo comunitario que Danny hizo. El esfuerzo que hizo por transmitir ese amor a otros cristianos como él. Su casa en Monte Sion es un santuario de amor por el pueblo de Israel.
Bien, en este punto es donde Raquel me pone un correo y me dice: “Muy lindo tu artículo, pero ¿lo puedes recortar un poco?” entonces para que esto no suceda, voy a dejar la reseña en este punto y simplemente los voy a invitar a que lean “Danny Voll Went to School”.
El libro fue editado por un pequeño grupo de comunitarios gracias al apoyo de más de 300 donantes que contribuyeron generosamente a su tratamiento médico. Para saber dónde y cómo obtenerlo, les dejo el correo de mi hermana: taniag123@yahoo.com
Jag ha Ilanot Sameaj.
*1: ND: Un artículo escrito desde el corazón siempre va a ser un buen artículo.