Dice Wikipedia: “Peregrinaje es el viaje a un santuario o lugar sagrado con importantes connotaciones religiosas. Es, también, un viaje efectuado por un creyente (o grupo) hacia un lugar de devoción o un lugar considerado como sagrado”.
Este año mis padres se sumaron al viaje a Polonia que lidera el Rabino Alfredo.
Mi papá en realidad no tenía muchas ganas de ir. Siente que la carga emocional puede ser muy fuerte y que después de haber oído a mi abuela Raquel Z”L (su suegra) contar sus experiencias era poco más que suficiente para entender lo que ella había vivido. Por el contrario, para mi mamá este era un deber que ella, como hija de una sobreviviente, tenía que cumplir. Supongo yo que a manera de homenaje a su heroica madre; como una señal de respeto a aquellos parientes que no salieron.
En nuestro inconsciente colectivo cuando se habla de la Shoá se encienden tres gritos de batalla casi instintivamente: “We Remember”, “Nunca más” y “Am Israel Jai”. Tres mensajes igualmente, importantes, cada uno de ellos ofrece una visión y una actitud frente al tema.
We Remember
Recordamos lo que perdimos, el mundo del Shtetl con toda su riqueza cultural y espiritual.
Recordamos a aquellos parientes que nunca conocimos, su idioma que tal vez nunca aprendimos. Recordamos sus rituales aun cuando, ciertamente, nunca los practicamos.
Recordamos con amor y con nostalgia.
Recordamos que intentaron exterminarnos simplemente por ser lo que éramos. Hablamos así, en primera persona, como si hubiéramos estado allí.
Por otro lado, recordar es nuestro antídoto contra el negar. Recordamos porque en el antisemitismo moderno hay quienes niegan los hechos o quienes pretenden relativizarlos, minimizarlos o banalizarlos.
Nunca más
Es una promesa. “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. (Vaikrá 19:34).
También, es un compromiso. En nuestra condición de víctimas o de sobrevivientes, luchamos para que ningún otro pueblo, en ningún otro momento del tiempo y en ningún otro rincón del planeta, sea sometido a un exterminio igual.
Siento que estos dos mensajes están vinculados con la identidad de las víctimas. Una víctima nunca puede olvidar, ella se siente revictimizada cuando alguien trata de subvalorar su sufrimiento. Una víctima no le desea su mala experiencia a nadie.
Son mensajes que, introspectivos, apuntan hacia adentro de nosotros. Se hacen eje de una identidad que nos define como personas y como pueblo. Mensajes que hacen heredable la condición de víctima. Una identidad válida y necesaria para la segunda mitad del siglo XX.
“En cada generación muchos se levantaron contra nosotros para destruirnos. Y Dios, Bendito Sea, nos salvó de su mano”. (Hagadá de Pesaj - Vehi Sheamda).
Si aceptamos que el judío tiene 3.000 años, debemos aceptar también que el antisemita tiene 2.999 años y 364 días. El antisemita se inventa y reinventa a la misma velocidad y con la misma creatividad que lo hace el judío. Al antisemita nunca le han faltado razones para su odio y, tristemente, en el futuro encontrará nuevas y mejores excusas para alimentarlo.
Luego, cuando estamos próximos a marcar 80 años de la liberación de Auschwitz, tal vez sea una buena idea leer el tercer mensaje: Am Israel Jai.
Hace unos días, en otro contexto, un rabino amigo envió un mensaje por WhatsApp que, en inglés, decía: “As Deborah Lipstadt wrote: "more than knowing what we are fighting against, we must know what we are fighting for."” 1
Más que saber y entender contra qué peleamos, debemos saber y entender qué es lo que defendemos.
Am Israel Jai
Este es un mensaje proyectivo, es lo que el pueblo judío grita a pulmón para ser escuchado por el mundo entero. Quizás también con dos lecturas: tiene la cara de la revancha, la postura del “¡Ganamos! … ¡No pudieron! … ¡Acá estamos y acá nos quedamos!”. También puede ser mensaje que revindica la vida.
Entonces, ¿Qué es la causa judía?, ¿Cuál es nuestra verdadera propuesta para el mundo?
Existen decenas de respuestas judías. Acá, sólo algunas:
La causa judía, desde el TZEDEK, TZEDEK, TIRDOF (Devarim 16:20), propone la construcción de un mundo más justo. Un mundo más igual e incluyente en donde todos tengamos un espacio en el campo de juego y que éste esté nivelado, para que todos tengamos la posibilidad de ganar.
La causa judía, desde el TIKUN OLAM (es un precepto de la Mishná) ofrece la posibilidad de enmendar, o por lo menos tratar de rectificar, las imperfecciones del mundo; es la conquista de la utopía.
En OR LA GOYIM (una frase acuñada por David Ben Gurión en la década de 1950), la causa judía nos propone que debemos irradiar luz a los pueblos. Dejar nuestro aporte expresado en progreso y bienestar para la humanidad. Una mejor forma de hacer las cosas gracias a la ciencia y a la tecnología. Un faro que ilumine a los pueblos, un camino para avanzar.
En el EILU V EILU DIVREI ELOKIM CHAIM (se extrae del Talmud en un episodio donde la casa de Hilel y la casa de Shammai se enfrentan en una disputa halájica), el judío propone un mundo en donde las diferencias son escuchadas. En donde la tolerancia es el fertilizante que hace falta para que las ideas florezcan. Un diálogo entre pares en donde podamos entender que no todos somos iguales y que eso está bien. Un dialogo donde no hay ganadores o perdedores.
Hay muchas más opciones. El Shalom Bait, que nos invita a vivir armónicamente con nuestrafamilia. Hineni (Bereshit 22:7 y Shemot 3:4), que nos convoca a responder con entusiasmo cuando nuestra comunidad nos necesita o la Terumá (Shemot 25:1-27:19), que nos pide aportar con el corazón y en el límite de nuestras posibilidades cuando la obra lo requiere. El Pikuach nefesh (es un precepto del Talmud, discutiendo apartes de Vaiyikra y del profeta Ezekiel), que nos obliga a proteger la vida. Así, podría extenderme con otras ideas.
El punto, frente al viaje mencionado, es el siguiente: ¿We Remember?, claro que sí. ¿Nunca más?, ni más faltaba. El antisemita encontrara otro y otro y otro motivo ciego para su odio, pero el judío del siglo XXI responderá con más justicia, con más opciones para enmendar el mundo, con más avances científicos y tecnológicos, con más tolerancia. El judío del siglo XXI no puede quedarse solamente con la identidad de la víctima eterna. Así, la identidad que nos debe proyectar a los próximos 80 años es Am Israel Jai. Esta es nuestra causa, esto es lo que defendemos. 2
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1 NA. Deborah Esther Lipstadt es una historiadora estadounidense. Profesora de Judaísmo Moderno y de Estudios del Holocausto en la Universidad de Emory. El mensaje original es del Rabino Guido Cohen en Aventura Turnberry - Jewish Center.
2 NA Sobre las fuentes: Si erré en alguna de las fuentes ofrezco disculpas frente aquellos más doctos. Yo sólo sé que he tratado de prestar mucha atención a todos mis Morim.