En una de las calles principales de la Judería o barrio judío de Segovia se encuentra puerta simple con un aviso turístico que anuncia la entrada a la Antigua Sinagoga Mayor de Segovia, actual Convento de Corpus Christi.
Como en muchos otros lugares donde quedan resabios de la España judía, una pequeña marca con la palabra en hebreo “Sefarad” se puede distinguir escondida en la entrada. Quienes hemos paseado por ciudades españolas en busca de historia judía podemos distinguir estas placas que hacen parte de una iniciativa gubernamental llamada “Caminos de Sefarad”. La antigua sinagoga de Segovia es uno de los monumentos que hacen parte de este programa que busca conservar y resaltar la presencia judía en el país antes de la expulsión del 1492.
Hoy en día la Sinagoga Mayor de Segovia funciona como un convento de la Orden de las Monjas Clarisas, quienes mantienen edificio y se encargan de su administración. Aunque es la sinagoga que mejor se conserva de las cinco que existieron en la ciudad, poco queda de la estructura original, pues después de ser apropiada por la iglesia católica en 1410, el edificó se incendió en 1899 y fue reconstruido posteriormente.
La construcción original data del Siglo XIII y la mayoría de miembros de la comunidad judía de la época eran prominentes comerciantes y fabricantes de telas. Unos de ellos era el Doctor Meïr Alguades, médico del rey.
En 1410 habitantes de Segovia acusaron a los judíos de la ciudad de “desacrar la hostia”. El único recuento existente de este episodio fue escrito por Alonso de Spina, obispo franciscano reconocido por su especial odio a los judíos. Quienes visitan la Sinagoga Mayor actualmente pueden leer en sus paredes una extracto del recuento del obispo, aunque se advierte en un folleto informativo que al leer el fragmento se debe mantener cierto escepticismo debido al carácter antisemita del autor.
Según Alonso de Spina los judíos de la ciudad obtuvieron una hostia consagrada como pago de una deuda por parte de un párroco. Llevaron el “cuerpo de Cristo” a la Sinagoga Mayor con el fin de realizar un rito para asesinar simbólicamente a Jesús, arrojando la hostia en agua hirviendo. Sin embargo, antes de que la hostia tocara el agua, esta se detuvo en el aire y escapó levitando de sus agresores.
La acusación fue suficiente para enjuiciar y asesinar a prominentes líderes de la comunidad judía de Segovia, incluyendo al Doctor Meïr Alguades, y para que se confiscara la Sinagoga Mayor y se le diera, pocos años después, un nuevo uso como iglesia. Juan de Tordesillas, obispo de Segovia en su momento, acusó también a los judíos de la ciudad de sobornar a su cocinero para que envenenara su comida. A causa de esta acusación, muchos judíos fueron asesinados y otros huyeron de la ciudad.
Es a raíz de la leyenda de la hostia que el edificio hoy en día lleva el nombre de Convento de Corpus Christi. En el 2007 se finalizó la reconstrucción del edificio y se trataron de resaltar aspectos originales de éste como la arquitectura mundejar y los capiteles decorados con piñas, que es un símbolo presente en otras sinagogas medievales españolas. Sin embargo, aunque se mostró una intención de rescatar la historia en la renovación, la Antigua Sinagoga Mayor es una clara muestra del despojo sufrido por la judería española en la edad media.
Es un fuerte contraste la promoción turística del recinto como sinagoga cuando en su interior se mantiene vivo el mito antisemita del episodio de la hostia. En las paredes de la Antigua Sinagoga se puede ver colgado actualmente un cuadro que retrata este mito, titulado “El milagro de la Eucaristía” y pintado en 1902 por Vicente Cutanda.
Recorrer Sefarad es un camino agridulce lleno de contrastes. Como la Sinagoga Mayor de Segovia, gran parte de la historia de la judería española fue apropiada, quemada, destruida y reinventada. Lo poco que queda se trata de rescatar y preservar, y el resto se mantiene en la memoria de lo que fue una de las comunidades judías más prominentes de la historia.