El reencuentro con el judaísmo sefaradita en Colombia
Escrito con el fin de rememorar a los judíos sefarditas, su tenacidad, historia trágica y su herencia; los benei Anusim.
Realice mi monografía de grado sobre las migraciones a nuestro país, Colombia, hogar de distintos pueblos y recipiente de mestizaje. Me tope con los judíos, pero no los judíos de patillas largas (peyot), sombrero y gabán, los que parecen listos para una ola invernal. Eran judíos sefarditas. Los judíos expulsados por los reyes católicos de España: Fernando e Isabel el 31 de marzo de 1492, 22 de Adar de 5252, en ese edicto oprobioso que condenó al destierro, perseguidos por la inquisición o a la muerte física y cultural de su judaísmo[1]. Estos judíos eran morenos, de turbante y túnica, parecían equipados para el desierto. Eran aficionados a la astronomía, la medicina, eran filósofos del medioevo al nivel de Averroes, cuyo mayor exponente fue Maimónides o Moshe Ben Maimon, “El Rambam”, siendo sus escritos verdaderos paradigmas de temas seculares como religiosos.
Desterrados de Sefarad o España, Muchos sefarditas fueron a Portugal donde serían expulsados otra vez y arribaron al Imperio Otomano “Turco” y al Reino de los Países Bajos donde fueron recibidos como verdaderos ciudadanos. Del reino Holandés conocemos la isla de Curazao en el Caribe, única de las islas de las Antillas con nombre portugués, ya que los holandeses que colonizaron la isla eran Judíos de la llamada “Nación portuguesa” quienes encontraron refugio y pleno respaldo del reino para navegar en el Caribe. Así llegaron los sefarditas a América en forma directa con la corona Británica, la holandesa, asentándose en Curazao, Aruba, Bonaire, Trinidad y Tobago, Jamaica, el norte de Brasil, Recife, las costas de Venezuela y Colombia.
Se extendían los negocios de Sefarditas por la costa caribeña de sur América, comerciando armas, contrabandeando mercancía, moviéndose en paralelo al control aduanero del imperio español y su virreinato de nueva granada. La llamada “Vía Jerusalén”[2] en el nuevo mundo era sinónimo de manos judías en el comercio ilegal que iba desde curazao a la ciudad de coro en Venezuela, Riohacha, en Colombia, hasta llegar a las principales ciudades como santa marta y Cartagena e Islas Barú, tierra bomba, e isla grande. Cruzando el rio Magdalena, hasta la ciénaga y barranquilla y el mítico Puerto Colombia. Las caletas enterradas en el desierto y en las playas de la Guajira en complicidad con los indígenas Wayu fue un método usado en los primeros contactos de judíos en tierra donde el Virrey español perdía el control. En el periodo de la independencia del imperio Español los judíos apoyaron la gesta libertadora de forma clara. Es innegable la amistad de Simón Bolívar y Mordejay Ricardo, quien vivía en Curazao y ostentaba un respetable capital económico, de dicha amistad y apoyo se conocen cartas de agradecimiento por la financiación de toda su campaña bélica por parte de Bolívar[3].
Los judíos y su papel protagónico en la independencia de los estados latinoamericanos es innegable. Los sefarditas de apellidos reconocidos en Colombia hasta el día de hoy resuenan en la identidad nacional. Los apellidos como Jesurum, Juliao, Sourdiz, Cortizos cuyo apellido ostenta el aeropuerto de Barranquilla: Ernesto Cortizos. Luego del logro independentista, el comercio exterior quedo en manos de los judíos y el comercio interior a cargo de los árabes o “turcos” quienes arribaron a nuestro país a finales del siglo XIX. Juan Bernardo Elbers un judío quien apoyo la campaña libertadora es el ejemplo de la presencia posterior a la independencia de los sefarditas en los negocios Colombianos, a quien se le encargo la concesión de la navegación y el trasporte fluvial en el rio Magdalena con los primeros barcos de vapor.
Existen otros rastros de judíos sefarditas en América, durante la conquista, colonia e independencia, en especial en Colombia y son los Benei Anusim. Los Benei Anusim eran los judíos convertidos al cristianismo en contra de su voluntad, también llamados marranos, criptojudíos, entre otros. Términos que despectivamente cuentan del desprecio que sufrían este gran grupo de “nuevos cristianos” rechazados por su dudosa conversión para los cristianos, y por los judíos por rechazar la fe de Abraham y preferir la comodidad económica en un reino cristiano que cargar con la idea del rechazo y la realidad del “judío errante”: el destierro. La Inquisición de la iglesia católica fue implacable y despiadada con los “nuevos cristianos” que “judaizaban” o practicaban su fe en secreto. El título de Herejes era preciso en los autos de fe para el judío converso. La prueba era comer carne de cerdo delante del tribunal, de reconocer la culpabilidad de ser parte del pueblo asesino de Cristo. El despojo, el San Benito, la tortura, la Hoguera, fueron los castigos al concluir los juicios. Esta persecución llevó a la migración de los Benei Anusim hacia las colonias del imperio español como encomenderos, mercaderes y aventureros en busca de fortuna, buscando título de encomienda, preservando la vida y algunas costumbres que al día de hoy renacen como vara de almendro reverdecido.
Isaac Abravanel, contador y financista de los reyes católicos expulsado con los judíos en 1492, expresaría lo siguiente sobre los Benei Anusim:
“Habrán de retornar al judaísmo, D´s no ha desesperado de ellos y con su inmensa misericordia los hará retornar a la Torah”[4]
El retorno es inevitable y la profecía se está cumpliendo. En pleno siglo XXI, existe un sentimiento pro judío importante en las personas que practican el cristianismo. Pero más del sentimiento, en las principales ciudades y provincias del país se practica judaísmo de distintas maneras que surgió de la nada. Colombia tiene el nombre de un Benei Anusim: Colon, quien en su diario expreso que al llegar a las Américas esperaba encontrar las tribus perdidas del pueblo de Israel después de la segunda diáspora, no en vano el primer contacto fue en lengua indígena nativa y hebreo[5]. Colombia tiene actualmente una población de 2000 a 3000 judíos retornantes en todo el país. Una cifra considerable, teniendo en cuenta la poca migración de judíos en la historia de nuestro país, y la migración a otros países de familias tradicionales colombianas judías en la actualidad, ya sea por motivos de seguridad, económicos y oportunidades educativas.
La mejor muestra del retorno de los benei anusim son las cifras, no solo demográficas sino las instituciones de los “nuevos judíos”. Más allá de ser un fenómeno exótico nunca antes visto en Colombia; de cristianos que se convierten- retornan al judaísmo, esta es una oportunidad de cuestionarnos sobre nuestros orígenes, nuestra historia e identidad. En mi caso personal, asisto a una comunidad de retornantes en Bogotá, Har Sinai, adscrita a la Asociación de comunidades Israelitas de Colombia siglas ACIC, siendo evidencia física y tangible de los benei anusin o judíos sefarditas forzados a la conversión del cristianismo que retornan a sus orígenes. Esta organización compuesta de comunidades de todo el país y fundada por judíos retornantes que ven la necesidad de construir instituciones como fundaciones de beneficencia y estudios culturales, colegios, yeshivot, mutuales funerarias entre otras, las cuales permitan la práctica de un judaísmo serio en favor del estado de Israel. Todo con el fin de responder a este fenómeno y a la profecía Abravanel. Cada quien con su historia, algunos de casualidad o en pleno ejercicio investigativo encontraron que sus apellidos estaban dentro de la lista de apellidos judíos de la inquisición, otros más incrédulos y animados por las sospechas realizaron pruebas de genética y encontraron ADN del medio oriente en especial, de judíos en su sangre. Luego ven que sus prácticas son algo extrañas, en especial los días viernes cuando encienden velas, no cocinan los sábados y descansan de toda labor, además no comen cerdo desde generaciones atrás. Estos sujetos renacen en su identidad, historia y alma, como asquenazis o sefarditas por elección, con una determinación constante y entrañable.
Hoy en Colombia hay un gran grupo de colombianos que como Colón buscan nuevas aguas espirituales y éticas, y se encaminan en la aventura del descubrimiento de su verdadera identidad: la identidad del patriarca Abraham. Si lees este artículo que tiene como objeto rememorar el judaísmo sefardí su valiosa historia y te genera no solo curiosidad sino un ansia de aprender tradiciones y fiestas del judaísmo: bienvenido al mundo del retornante. Un mundo para reparar y contribuir al mundo con buenas acciones cumpliendo los preceptos de la Torah y los principios del judaísmo.
* Sobre el autor: Judío Retornante, Miembro de la comunidad Hebrea Har Sinai de Bogotá, Representante de la ACIC, Licenciado en Ciencias Sociales. Especialista en gerencia de proyectos educativos. U. Distrital. Estudiante de Maestría en Historia UN y maestría en educación. U. Distrital
[1] FERNANDEZ. Felipe. 1492: The year the world began. Barcelona, Ramdom House Mondadori S.A. 2010. P 104.
[2] SOURDIS. Adelaida. El registro oculto: los sefardíes del Caribe en la formación de la nación Colombiana 1813-1886. P. 24
[3] CONGRESO JUDIO LATINOAMERICANO. El libertador Simón Bolívar y los judíos. Tomado de http://www.anajnu.cl/simonbolivar.pdf P. 3
[4] BIRBAUM. Eliahu. Cripto judíos o “marranos”, el retorno de los Benei Anusim. Publicado en la página web Estado de Israel. Tomado del http://www.estadodeisrael.com/2016/03/criptojudios-el-retorno-de-los-marranos.html?showComment=1459280873261.
[5] SOLER. María. El diario de colón. Aspectos comunicativos y lingüísticos del primer contacto entre europeos y americanos. Publicado en la pagina de la UNAM. Tomado de http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn23/410.pdf