América e Israel sí fueron opciones válidas
El Munkacser Rebbe o cómo la moral cambia cuando el riesgo se siente en pellejo propio.
Más que hablar mal del prójimo, lo que quiero con estas líneas es destacar la santidad de la vida, resaltar esas prioridades vitales a veces eclipsadas por el fanatismo religioso y recordar lo fácil que resulta torcer las normas cuando el dolor y la angustia se vive en cuerpo propio. Es entonces cuando las moralejas sobre cuerpo ajeno se desvanecen y los farsantes de la moral quedan expuestos.
El tema es más cercano a mi pellejo ya que la historia proviene de un remoto pueblo en Transcarpatia donde nació mi abuela materna. Cuando hace 17 años visité Munkach (Munkacs, en húngaro), cruzamos con mi mamá a Ucrania en un viaje que nos llevó a la dimensión desconocida, a un mundo post-soviético que seguía congelado en el tiempo, a una zona fértil en cereales y donde aún germinan silvestres los neonazis. Hace 80 años Munkach era un pueblo de unos 40.000 habitantes donde fácilmente la mitad eran judíos. Hoy tendrá esa misma población pero ni el 1% es judío, aun incluyendo a los judíos ruso-parlantes de Stalin reubicó allá después de la Segunda Guerra.
Desde hace años circula por Facebook y youtube un video con enorme valor histórico. En él se muestra la vibrante vida judía antes de la Shoa en Munkach y que acá les comparto:
A los 0:55 minutos del video podrán ver las arengas de Rab Elazar Spira, el Munkacser Rebbe, haciéndole un llamado a la teshuva a nuestros hermanos en America. Para él Estados Unidos, y en general todo el Nuevo Mundo, constituían una amenaza profunda al yidishkeit y eran anatema. A su vez, un Estado judío en Palestina era una aberración. En cambio, a los 3:00 minutos podrán ver cómo los alumnos del colegio judío entonaban el Hatikva en su versión original, y a los 7:00 minutos los verán bailando Hora. Posiblemente, entre esas multitudes haya estado mis bisabuelos, tíos y primos que nunca llegué a conocer.
El Rebbe, autor de los 6 volúmenes de Minjas Elazar, era un extremista que llegaba al punto de denigrar de quienes solicitaban tzedaká. En su soberbia, y en contra de lo que claramente dice la halajá, eso era reflejo de la falta de fe en Dios (casi que al mejor estilo católico). Tan extremo fue, que consideró de Apikores (de Epicureo, un término muy hasídico para referirse al hereje helenizado entre nosotros) a rabinos de varias sectas hasídicas. También se hizo famoso por maldecir a quienes, como mi tía Judith, asistieron al colegio judío para aprender hebreo y entonar el Hatikva, así siguieran siendo ortodoxos.
El rebe viajó a la Tierra Prometida en 1930 pero siempre rechazó el sionismo. Fue cercano a los Szatmár y mantuvo excelente relaciones con las autoridades civiles. Tan fue así, que para la boda de su hija en 1933 (y que también se puede apreciar en el video), atendió a cerca de 25.000 invitados. Para esa ocasión, logró que los pasos de frontera fueran suspendidos para permitir la descomunal llegada de invitados tantos judíos como gentiles, y logró que las entradas a Munkach fueran decoradas con Arcos de Triunfo, al mejor estilo Apikores.
El rebe murió en 1937 con lo que se evitó tener que ponerle la cara a los hechos de 1939 y de 1944 cuando la guerra llegó a Hungría. Para ese entonces, fue su hijo y nuevo líder de la secta quien tuvo que enfrentar la Shoa. Reb Baruj Yehoshua Yerajmiel Spira fue encarcelado pero logró escapar a Polonia y finalmente hizo Aliya donde se volvió sionista. Este cambio de parecer le costó su posición de liderazgo y perdió el apoyo necesario para convertirse en Gran Rabino de Tel Aviv. Así fue como terminó sus días en Sao Paolo.
Oficinas del Munkacser Rebbe en Boro Park, Brooklyn
Hoy en día, el líder de la secta Munkacser es reb Moshe Leib Rabinovich, yerno del (tristemente) célebre rabino Spira. Su sede está en Boro Park, Brooklyn, y goza de un edificio que es más grande y hermoso que cualquier edificio de la actual Munkacevo (su nombre actual en ucraniano).
A fin de cuentas, la secta Munkacser es hoy bastante numerosa y fuerte. Lo son porque finalmente supieron mirar hacia el mundo helenizante de America y de Israel, donde en vez de asimilarse han logrado prosperar. Hoy sobreviven, se fortalecen y se dan el lujo de ser antisionistas tanto en Estados Unidos como en Israel. ¿Estaría orgulloso el rebe Elazar Spira de ver a su progenie en las tierras de las que él tanto despotricó?
¿Qué sería hoy de aquellas almas quienes, en la víspera de la Shoa, no se atrevieron a considerar un futuro en Occidente o en la Tierra Prometida? ¿Serían hoy capaces esas almas de condenar el miedo injustificado que las diatribas del rebe Spira les generaron y que los llevaron a sacrificarse en Auschwitz? ¿Cuántos hermanos hemos perdido a lo largo de los siglos por miedos infundados a conceptos rabínicos que poco o nada tienen que ver con la halajá? ¿Cuántas veces el Pikuaj Nefesh ha sido vulnerado por conceptos obtusos de lo que un extremista considera “Kidush Hashem”? ¿Y cuántos no perecieron Al Kidush Hashem por enceguecerse ante la hipocresía de un fanático?