2024-04-26 [Num. 980]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

Disciplina en la Hagadá

2017-04-06

Disciplina

El lunes en la noche nos reuniremos con familiares y amigos para celebrar el primer Seder de Pesaj, esto lo llevamos a cabo leyendo la Hagadá de Pesaj. La Hagadá se ha convertido, con el paso de los años, en un manual fundamental para la preservación de nuestra historia y de nuestros valores religiosos. Así mismo, la Hagadá nos enseña acerca de los cuatro tipos de hijos que podemos tener; a saber, el inteligente, el malo (la Hagadá utiliza el término Rasha), el simple y por último el que no sabe preguntar. 

Es precisamente el segundo tipo de hijo, el "malo", el que nos debería cuestionar, no por su existencia ni por su denominación como "hijo malo" al excluirse del pueblo, negando de esa manera un principio básico de nuestra fe, sino por el proceder que debemos tener con él. La Hagadá literalmente nos dice: "Por lo tanto, debéis establecer sus dientes en el borde". Obviamente todos sabemos que esta es una expresión verbal figurativa más no una Halajá literal de cómo educar a nuestros hijos "malos". La Hagadá no nos está enseñando que le rompamos los dientes a nuestros hijos. De cualquier forma, la Hagadá nos recuerda anualmente la importancia de impartir disciplina a nuestros hijos y para ello no es necesario romperle los dientes literalmente sino figurativamente; es decir, dejarle un "sin sabor" o un "mal sabor" en la boca por un acto inapropiado.

Ahora bien, ¿hasta qué punto nuestra Halajá promueve o condena el castigo corporal en la formación educativa de nuestros hijos? Más aún, ¿cómo debemos impartir disciplina de acuerdo a la Halajá? 

Para poder responder estas preguntas es necesario definir el objetivo principal de impartir disciplina sobre nuestros hijos. La disciplina pretende limitar y restringir los factores ambientales para enseñarle a los niños responsabilidad, auto control y la habilidad de diferir la necesidad para la satisfacción personal exclusiva. Desde esta perspectiva; la disciplina tiene un doble rol, por un lado pretende instruir y educar; por el otro, pretende castigar frente al accionar inapropiado. Nuestro judaísmo hace énfasis en que las medidas disciplinarias para con los hijos tienen que ser llevadas a cabo para que este entienda que siempre se tiene presente su bienestar físico, espiritual y emocional. De hecho; nuestra sagrada Halajá nos enseña que las medidas disciplinarias deben ser acompañadas de cariño y amor, tal cual como lo establece el Talmud, en la Masejta de Sota 47a, donde dice: "A un hijo, debéis disciplinarlo con la mano izquierda y acercarlo con la mano derecha". El punto hecho por el Talmud es que se necesita impartir disciplina; pero, siempre teniendo presente el beneficio del niño, para que en un futuro se pueda articular productivamente dentro del engranaje social.

En relación con la forma de castigo; es decir, si se debe usar el castigo corporal o no, tenemos un concepto evolutivo, nuevamente demostrado que la Halajá no es un documento petrificado sino dinámico, que en principio fue aplicado literalmente para después ser entendido en un sentido figurativo. Se trata de castigar corporalmente al niño con un palo o con un lazo. Este concepto se basó en dos pasajes; uno encontrado en proverbios 23:13 que dice: "No te rehuses de corregir a un niño, si le pegas con un palo él no morirá. De hecho le pegarás con un palo pero así librarás su alma de la perdición". El otro se encuentra en el Talmud, en la Masejta de Baba Batra 21a, que dice: "Rav le dijo a Rav Shmuel Bar Shilat, pegadle solo con un lazo". Frente a esto el Rambam legisla en Hiljot Talmud Torá 5:2 que un maestro puede pegarle a un estudiante para disciplinarlo pero que no le debe pegar como si fuera un enemigo; por consiguiente, no debe castigarlo con un palo o un lazo sino con un cordón pequeño, pues el Talmud no se refiere a un lazo como tal sino a un cordón de zapato. Por su lado, Rashi en su comentario del Talmud nos aclara que esto quiere decir que un niño debe ser castigado con un golpe suave que no lo hiera; es decir, que no ponga su bienestar general en riesgo. Entonces se entiende que la perspectiva Halájica sobre disciplina aboga por un castigo físico restringido mas no abusivo.

Vemos entonces que de una percepción y aplicación literal, la Halajá se va adaptando de manera dinámica a un nuevo concepto de la misma. El concepto actual de la Halajá acerca de la disciplina es totalmente humanitario y aboga por medios individuales de acción para instaurar educación, obediencia y prevenir delincuencia o actos inapropiados. El Posek más importante de nuestra generación en el mundo Ashkenazí, Rav Moshe Feinstein, en su responsa Igrot HaMoshe, nos enseña que a padres y maestros se les recomienda disciplinar a los niños de acuerdo con los temperamentos y fortalezas de cada individuo debido a que Proverbios 22:6 nos dice: "Enseñad a cada niño de acuerdo con su devenir".


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