En Salmos 139, golem se refiere al hombre no completo, sin luz propia; en Pirkei Avot hace referencia a una persona burda; el Talmud describe a Adán como un golem; y en hebreo moderno el término hace referencia a un simplón o bobo. Golem, un concepto del folklore judío, se refiere a una figura antropomórfica creada del barro o de cualquier material inerte y mágicamente convertida en ser viviente mediante la introducción del Nombre de Dios en la boca de la criatura y la inscripción de la palabra Emet (verdad) sobre su frente. Como este monstruo debía también respetar el shabat, era obligación de su creador desactivarlo antes del comienzo de la fiesta. Eso se lograba retirando la Alef inicial de Emet, dejando únicamente las últimas tres letras, Met (muerto).
La primera mención de un golem data de cerca del año 1200 en Worms, Alemania, como creación del rabino Eleazar ben Yeuda. Otros famosos golem fueron los del rabino Eliya de Jelm, y del mismo Gaon de Vilna. Pero el más famoso de todos fue Yosele, creación del Maharal de Praga, rabino Yuda Loew ben Bezalel, quien en el siglo XVI decidió crear su golem para defender a su comunidad de los pogroms incitados por el emperador Rodolfo II. La desgracia vino cuando en vísperas de un shabat, el Maharal olvidó retirar la Alef y el golem se lanzó en desenfreno contra la comunidad. Eventualmente, el rabino logró calmar a su creación y desactivarlo, guardando la masa inerte en la geniza del desván de la sinagoga AnteNeu de Praga donde su leyenda permanece viva hasta hoy.
El mensaje del golem puede interpretarse como la lección que merecemos por no saber pedirle correctamente a Dios lo que queremos y la de nunca desconocer la responsabilidad que tenemos de afrontar directamente nuestras amenazas. El golem es otra lección contra la soberbia ante Dios, tal cual lo fue la Torre de Babel.
Bibliografía: Wikipedia, Golem